Bruno cree que es un chico común con bastante mala suerte hasta que aparece Lorenzo y lo sumerge en un mundo donde los superhéroes son reales y luchan por mantener la paz en los cuatro mundos.
*Todos los personajes de esta historia tienen más de 18...
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María había vuelto a ser carne y huesos. Estaba enojada, muy enojada.
— ¡Nos pateó el trasero una anciana!, mí autoestima está por los suelos- dijo.
Habíamos vuelto a casa. Aurelio nos recibió con café y galletas. Nuestro humor no era el mejor en estos momentos. Nos encontrábamos sentados en el salón sin ganas de hacer nada.
— necesito leche de avena- dijo marina mirando hacia la isla- ¿alguien me la alcanza?.
María de la lanzó ya que estaba sentada sobre la isla.
— creo que deberíamos hablar sobre el siguiente objeto- dijo inseguro Aurelio, se acomodó las gafas y nos dedicó una mirada compasiva.
— ni siquiera sabemos cuál buscar- dijo Ank mientras se aplicaba rímel- me vendría bien una afeitada, ¡tengo Bigotes!.
Mí gato levantó la cabeza de mí regazo y miró hacia la chica, lo acaricié con ternura. Lorenzo me observaba, hiciera lo que hiciera no apartaba la mirada. Me gusta sentirme observado por él.
— creo que puedo ayudar en eso- dije.
— me puedo afeitar solo, gracias.
— ¡No!, En encontrar el próximo objeto- Aurelio fue el único que me prestó atención- vamos... a Ave Blanca no la vimos venir.
— corrección- Bek lucía frustrado- yo debí verla venir, ella asesinó al padre de Kevin y cuándo la enfrenté juró que no descansaría hasta verme hecho polvo.
— Creo que Bruno sabe cuál es el siguiente objeto- retomó la conversación Aurelio.
— saber, saber, no. Pero tengo esto- saqué la piedra de mí bolsillo y se la entregué a Bruno.
— ¿una piedra?- Aurelio me miró sin poder creerlo.
— se volvió loco- dijo María.
— una piedra es fundamental para el ecosistema, todo está conectado con todo- dijo Marina mirando hacía afuera.
— es mágica ponla en el mapa y te dirá la ubicación del siguiente objeto.
Aurelio corrió hacia la biblioteca, cuándo regresó abrió sobre la isla un mapa mundi y colocó la piedra en el centro. La roca comenzó a moverse como si tuviera voluntad propia, se detuvo en una porción de océano, al sur de Argentina, entre las islas Orcadas y la Antártida.
— aquí no hay nada- dijo Aurelio- solo agua.
Marina al oír el nombre del elemento que ella domina, se levantó de su asiento y miró con atención al mapa.
— si mal no recuerdo por ahí está Finalismundis, una cuidad de los profundos, la capital del reino Antártico- dijo Marina.
— ¿crees que podrás averiguar algo sobre esa ciudad?- preguntó Lorenzo.