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¿Serán los sueños, premoniciones... O deseos del alma?

Busqué el collar por todos lados y no lo encontré

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Busqué el collar por todos lados y no lo encontré. A penas me di cuenta de su desaparición, los murmullos comenzaron dentro de mí cabeza. Intenté concentrarme pero la pérdida del amuleto hacía mí mente divagar.

Un fuerte zumbido me atravesó por completo, con todas mis fuerzas abrí la puerta del clóset y caí de rodillas en medio de la habitación. Un inmenso dolor de cabeza me nubló la vista y comencé a temblar. No podía mantenerme en pie, me sentía muy cansado. Sentí unos brazos que me rodearon por la espalda. Sabía que alguien me estaba hablando pero no sabía quién era. Oía su voz en la lejanía.

De pronto me sentí fuerte y mi cabeza comenzó a latir, como si fuera un corazón. Un latido, dos, tres...y luego una liberación total. Los murmullos se callaron y todo volvió a la calma.

Abrí los ojos y me encontré con un primer plano del rostro de Lorenzo. Se vía preocupado. Me pegó a su pecho.

- ya pasó Bruno, ya pasó- alcance a oír antes de caer en la total oscuridad.

Caí por una dimensión que no conocía. Estaba en una especie de velo negro, no estaba claro cuál era el norte o cual era el sur. El escenario cambió pero no dejé de caer, se transformó en un inmenso rostro macabro.

- tú destino- dijo el rostro- no permitiré que lo cumplas.

Intenté hablarle al rostro pero el escenario cambió de nuevo. Ahora estaba parado en un rústico sendero. El paisaje era fantástico, los árboles eran todos dorados y las nubes tenían color un amarillo limón.

- has vuelto- dijo un coro de voces. Al oírlas me tranquilice, la calma me dejó respirar y apartó de mí la sensación de vértigo que amenazaba mí estómago. Esas voces me resultaban familiares- ya no eres un niño.

Intenté hablar pero no lo logré, por más que lo intentara no lograba articular ninguna palabra.

- es hora que seas quién debes ser- siguió el coro de voces y en un parpadeo me encontré con el reflejo de miles de yo. El escenario había cambiado a una habitación llena de espejos- mírate niño, encontrá en tu interior quién eres y sabrás lo que debes hacer.

- ¿qué es este lugar?- pensé. Mis pensamientos se oyeron por la habitación como si hubiera hablado.

- ¿es una parte de ti?- respondieron las voces- ¿Es un mundo diferente al tuyo? ¿Quizás sea un lugar que no es ni lo uno ni lo otro?. No lo sabrás hasta que sepas quién eres tú.

Me di la vuelta porque sentí una presencia. Los espejos desaparecieron y me encontré en mí habitación. Salí de ella y recorrí la casa, estaba vacía. Busqué en el patio quizás todos estaban afuera, hacía un día hermoso.

Sobre la casa yacía una figura inmensa. Flotaba en el aire con elegancia. El ser llevaba una máscara de madera que le cubría todo el rostro, era lisa con dos aberturas, una para cada ojo. Su cuerpo lo cubría un inmenso manto escarlata con los bordes dorados, estos se movían como si la brisa los meciera. Sobre su cabeza llevaba una corona de rosa secas.

- te encontré- dijo el ser- iré en tu búsqueda.

-¡Bruno!, ¡Bruno!- dijo otra voz. El espíritu dejó el cielo y me atravesó.

- ¡por fin despiertas!- dijo un Lorenzo muy preocupado. Lo miré desconcertado, sentí el sudor frío recorrer mí cuerpo.

- ¿Qué sucedió?- pregunté con un hilo de voz.

- tuviste un ataque de ansiedad o algo por el estilo- habló Bek. No lograba ver dónde estaba, el cuerpo de Lorenzo me cubría por completo- a causa de tu amuleto, lo perdiste.

- no lo perdí, me lo robaron- respondí entre quejidos.

- es una suerte que Lorenzo tuviera una pulsera de tela en el talón- intenté levantarme pero me era imposible, me pesaba todo el cuerpo.

Miré a Lorenzo, que aún me sostenía en sus brazos. Éste apartó la vista y puedo jurar que se sonrojó.

- logré hacerte otro amuleto con la pulsera que me dio Lorenzo, no es tan poderoso como el de tu madre pero servirá.

- gracias- y le dediqué una sonrisa cansada.

- has tenido muchas emociones por hoy, mañana me cuentas como es que te robaron el amuleto- quise contestarle a Bek pero no lo logré, mí garganta estaba muy seca. Sentí que me levantaron y me acostaron sobre algo blando y reconfortante.

- ¿crees debería dormir con él?- preguntó muy bajito Lorenzo.

- podrías vigilarlo desde tu cama. No creo que suceda algo así de nuevo- contestó Bek.

- no me siento seguro de poder vigilarlo bien desde mí cama. Será mejor que duerma con él.

- ¿acaso te gusta?- preguntó Bek con un tono alto.

- ¡baja la voz!.

- pensé que lo detestabas.

- es por el bien de la misión.

- si claro.

- no viste sus convulsiones. Necesita que alguien tenga los ojos pegados a él.

- puedo dormir yo...

- no. Lo haré yo.

- admite que te gusta.

- Buenas noches Bek- se oyó el ruido de la puerta al cerrarse.

El colchón soltó un leve quejido cuando Lorenzo se acostó a mí lado. Me abrazó desde mí espalda y se pegó a mí.

- ¡descansa campesino!- susurró.

Me acomodé en su pecho y cerré los ojos. Si bien no sabía si seguía o no en ese extraño sueño la sensación se sentía reconfortante.

Admito en este preciso momento que Lorenzo me gusta. Quizás más de la cuenta. Su actitud fría me volvía loco. ¡Soy un narcisista!

- iré en tu búsqueda- recordé lo que había dicho ese extraño ser- iré en tu búsqueda. Iré en tu búsqueda.

Esas cuatro palabras sonaban tan extrañas, como si fueran una premonición de lo que vendrá. Decidí no preocuparme por el sueño, era obvio que fue producto del desmayo. Además los sueños son cosas raras y casi nunca son coherentes.

Froté mí nariz contra el pecho de Lorenzo. El calor que desprendía su cuerpo me gustaba, me hacía sentir seguro. Aspiré su aroma, su cuerpo olía a menta, pero era tan suave como el pétalo de una rosa. El chico de rosa no tenía nada, era capaz de hacer el mayor daño posible si se lo proponía. Una rosa con grandes espinas.

- te espero- susurré. No tenía idea de porque lo dije pero me dio cierta paz decirlo.

No volví a soñar con espíritus ni voces, el cabello pelirrojo de Lorenzo ocupo gran parte de mí noche.

Espectros, Amores y Fantasmas (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora