Capítulo 32: Hasta que mi corazón deje de latir

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Matthew

Doy un bostezo y refriego mi ojo izquierdo. Ha sido un día cansado, pero igual voy a ir a ver a Lea, no podré verla la siguiente semana porque tendré que dar exámenes, así que voy a aprovechar esté último día.

Los chicos también irán, pero yo sigo en mi cuarto, Chase dijo que quería hablar de algo muy importante conmigo.

Escucho dos golpes en la puerta de mi cuarto, ese debe ser papá porque Verónica hubiera entrado sin tocar.

—Pase —hablo raro porque otro bostezo me atraviesa.

Arrugo mi entrecejo cuando miro a Verónica y Chase juntos. Debo decir que Verónica siempre le ha coqueteado a Chase, ella dice que es él que más le gusta de todos mis amigos, pero supongo que, con lo de Ben ha dejado, el coqueteó de lado.

Chase se adentra en mi cuarto y Verónica me da una señal obscena cuando Chase no la mira, niego con mi cabeza en desaprobación y ella se marcha riendo.

Choco mi puño con el de Chase, y luego él se acuesta boca abajo en mi cama.

No digo nada, él es el que quería hablar conmigo, él debe comenzar la conversación.

No puedo descifrar sobre que quiere hablar porque no hay ninguna emoción en su rostro.

—Matthew, crees que yo podría hacer descubrimientos científicos grandes.

Lo miro por un momento. Siempre he pensado que él es muy inteligente, y que traería consigo muchos descubrimientos para el mundo.

—Por supuesto que sí —decido decir, rascando mi ceja.

Él me mira y forma una sonrisa ladeada.

—Milena se lastimó la otra vez, su piel sobresalió, estuve estudiandola y yo... Creo que encontré una forma de que el brillo en su piel desaparezca un poco.

Mi respiración se detiene por un momento, y me toma un tiempo poder digerir la información que me está dando. Si esto fuera un meme, seguro en mi cerebro habría un signo de recalculando.

Lo que acaba de decir es demasiado para mí. Si él puede hacer lo que ha dicho, eso significa que tal vez las chicas puedan mostrarse al mundo sin ningún riesgo. Eso significa que yo podría estar con Lea de una forma libre, solo pensarlo hace que mi pulso se acelere.

—¿Estás seguro? —pregunto, miro el techo de mi habitación.

—Lo estoy, hay una probabilidad de que no pueda conseguirlo, pero pienso que puedo lograrlo.

Tiro de mi cabello.

No quiero ilusionarme, no quiero ilusionarla.

Pero hay un pensamiento que viene a mi cabeza, ese brillo en la piel de Lea es precioso y es importante para ella.

—¿Si ellas no quieren hacerlo? —Chase me mira como si ya lo hubiera pensado.

—No haremos nada que ellas no quieran, pero tal vez ellas acepten.

—Tal vez... —susurro.

Estoy en estado de shock, es como si estuviera apagado, como si no sintiera nada ante lo que dijo Chase, pero la verdad es que hay un montonal de sentimientos en mi interior.

—¿Se los dirás a ellas?

—No lo sé, Matthew. Lo mejor es que yo tenga un 95% de seguridad sobre lo que estoy haciendo, cuando lo tenga, se lo diremos.

Estoy de acuerdo, no debemos contárselo de manera apresurada, es algo importante.

Ambos nos quedamos callados por un tiempo.

Dos mundos, Dos corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora