Capítulo 27: Él hace que mi brillo no se vaya

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Lea

No entiendo que acaba de pasar.

Cómo es que después de un momento tan feliz pasa esto para arruinarlo todo.

Matthew estaba tan contento y la estábamos pasando muy bien, y luego empezó a dolerme el hombro.

Quería dejar de sentir tanto dolor, pero no podía. Lo peor no fue eso, era mirar la cara de Matthew, miraba su preocupación, pero más que eso, se veía tan frustrado como... no lo sé, no me gustó su expresión.

—Lea, no entiendo.

Miro a Milena, se ve tan dolida y enojada.

—Yo tampoco, no sé qué quiere decir —murmuro.

Estoy mintiendo.

Ahí dice algo del chico de los sentimientos sinceros, eso ya lo había escuchado antes. No sé quién sea él, pero es obvio que los dos sufriremos o por lo menos eso dice en mi hombro.

Trato de mirar mi hombro y las lágrimas quieren salir de mis ojos. No puedo mirar muy bien, pero sé que se debe de ver terrible.

Me siento tan impotente, me marcaron como si yo fuera una cosa. Es mi piel, solo yo tengo el derecho de marcarla o hacer lo que quiera con ella.

—¿Crees que él tenga que ver con esto? —pregunta Milena limpiando la sangre que está en mi hombro.

Solo asiento.

No pudo ser nadie más que él. ¿Cuándo me va a dejar en paz?

Teníamos un trato, él tendría que dejarme tranquila.

—Lea, yo no sé cómo curar esto... yo... —Los ojos de Milena están llenos de lágrimas que no deja escapar.

Agarro su mano, y le doy una mirada de gratitud. Sé que hace lo que puede, no puede culparse por esto.

—Milena, no tienes la culpa. Haces lo que puedes, estaré bien.

Ella me da una sonrisa triste.

—Además, me tienes que decir cómo te sientes con lo de Chase —digo tratando de animarla.

Enarca sus cejas, es obvio que no esperaba que yo cambiará de tema.

—Eso no es lo más importante en este momento —Se excusa.

Trato de poner una mirada suplicante.

—¡Por favor! Eso serviría para distraerme.

—¡Lea! Eres una manipuladora, ¿lo sabías? —dice divertida.

Yo me río, pero sigo insistiendo hasta que por fin cede.

—No esperaba que él me besara, solo estábamos peleando y de la nada lo hizo. La verdad sentí que todo a mí alrededor se quedó quieto.

Una sonrisa se forma en mi cara, luego agarro su mano.

La puerta se abre, alzo a ver esperanzada, pero Chase es él que entra.

No sé equivoquen, me alegra que Chase esté aquí, solo... que él no era a quien esperaba.

Chase mira a Milena, apenas lo hace, puedo ver que ese brillo tan especial en él, brilla con más intensidad. La mira con tanta adoración.

Milena no se queda atrás, lo mira muy nerviosa como si no supiera qué hacer.

—¡Ay, ya bésense! —exclamo.

Chase me mira muy divertido y Milena me da una mirada de advertencia, pero esa mirada le dura muy poco porque alguien agarra sus mejillas y pega sus labios a los suyos.

Dos mundos, Dos corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora