Epílogo

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Matthew

—Papá estaré bien, llegaré a la residencia y te llamaré —Papá sabía que este momento llegaría, a diferencia de Verónica, yo quería estudiar en otra ciudad.

—Hijo, estoy muy orgulloso de ti —Eso me descoloca un poco.

Creo que él no imagina cuanto bien me hacen sus palabras. Así que me acerco y lo abrazo, lo agarro totalmente desprevenido, pero no tarda mucho en envolverme en sus brazos.

—Soy muy afortunado de ser tu hijo —Me abraza más fuerte y, aunque duele un poco, no me quejo.

—¿Estás seguro de que no quieres ir en avión?

Eso costaría mucho y ahorita no tenemos ese dinero.

—Tranquilo papá, solo tendré que tomar dos autobuses. Estaré bien —Le prometo.

Verónica piensa que no la vemos, pero sé que está escondida detrás de la puerta.

—¿No piensas despedirte de tu hermanito favorito? —pregunto con burla.

Ella sale de su escondite y se lanza a mis brazos.

—Eres mi único hermano —habla bajito porque unas lágrimas traicioneras salen de sus ojos.

—Por eso soy tu favorito.

Ella me da una sonrisa triste, limpio con mis dedos sus lágrimas y la miro directo a sus ojos.

—No importa que lejos esté, tú siempre serás mi hermana favorita, y siempre voy a estar cuando me necesites.

Verónica pega nuestras frentes.

—Eres feo, pero eres el mejor hermano que alguien puede tener.

Nos sonreímos y nos separamos.

Viajamos por 40 minutos para llegar al terminal de autobuses.

Una vez me bajo del auto, Verónica baja la ventana.

—Ve a patear traseros, hermanito.

Le sonrío y me despido de ellos con mi mano, papá me mira orgulloso y arranca el auto.

Decidí estudiar música, muchos lo consideran una pedida de tiempo, tal vez fracase, pero no pienso rendirme. Es mi sueño y lo voy a cumplir.

Una vez me subo al autobús y encuentro mi asiento, dejo mi maleta en el asiento que está a mi lado. No hay mucha gente, así que no tendré que compartir puesto.

Agarro mi collar con las manos, pero sobre todo el dije que hay en él.

Una vez el autobús arranca, escojo la música en aleatorio y la canción que sale me hace formar una sonrisa, pero también hace que tenga recuerdos amargos...

Hace dos meses

—¡Lo logramos! —grita Alan mientras me abraza.

—Somos futuros graduados de este país —dice Logan mientras despeina a Chase.

La sonrisa no nos cabe en el rostro, aprobamos todos nuestros exámenes.

¿Cómo lo festejaremos?

Iremos a ver a las chicas.

¡Dios, por fin! No había podido ver a Lea en unas semanas. Me muero por abrazarla y obligarla a que me felicite, aunque dudo que tenga que hacerlo.

Chase siente la misma emoción que yo, creo que ha hecho varios avances en su estudio sobre la piel de las chicas. Se encuentra muy esperanzado.

Dos mundos, Dos corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora