Matthew
Mientras voy corriendo mis lágrimas caen sin que yo pueda detenerlas. No sé qué sentir en estos momentos, no sé qué pensar, pero por sobre todo, no sé cómo enfrentar esta situación. Los recuerdos hermosos que vivimos juntos vienen a mi mente, pero las imágenes que vi hoy, opacan todos esos recuerdos buenos.
Sin darme cuenta me voy adentrando a un bosque, estoy seguro que en otro momento me estaría muriendo de miedo por estar aquí. Mientras más me adentro en el bosque, más curioso me siento.
Voy más al fondo del bosque, pero en el camino voy encontrando hojas caídas de los árboles, sólo que estás son de un color celeste muy llamativo y otras son... ¿plomas? No entiendo... eso no puede ser posible, podrían ser hasta de color naranja, aunque no estemos en otoño...
Ahí es cuando veo los árboles, sus hojas son de todos los colores, como si fueran arcoíris; solo que estás, al parecer, no solo escogen colores claros y llamativos, también están colores como el negro, plomo, e incluso azul oscuro. Me detengo a ver todo lo que hay a mi alrededor, no puedo creer que este bosque exista, tal vez me lo estoy imaginando, aunque no creo que yo tenga tal imaginación.
Miro en el centro de todo, hay un lago que brilla como si fuera un cristal, como si nadie lo hubiera contaminado.
Me paro un segundo, ahí es cuando la veo a ella. Es una chica, parece una chica, pero... no estoy seguro de si lo es. Solo sé que es demasiado hermosa para este mundo, ya que su cabello lacio es de un negro azabache, su tez es blanca, sus labios tienen forman de corazón, su nariz es puntiaguda, pero lo más impresionante son sus ojos, son de un color negro que tienen un brillo que jamás había visto, es como si al mirarte te transmitiera paz. Toda su vestimenta es negra, pero es de un negro vivo.
—¿Por qué estás tan triste? —me pregunta.
Su voz debe ser la más delicada que he escuchado.
—Es que... no entiendo, ¿quién eres tú? —Pensé que se iba enojar, pero ella solo me sonríe.
—Así que los humanos responden una pregunta con otra. Entonces tampoco responderé tu pregunta.
¿Humanos?
—Si yo respondo tu pregunta, ¿tú vas a responder las mías? —tanteo.
Ella va tocando las hojas de los árboles, voy notando que cuando lo hace las hojas se vuelven más fosforescentes.
—No sabía que eran tan curiosos, pues nunca les ha llamado la atención el bosque, eres el primer humano aquí. Es un trato, si tú respondes mis preguntas, yo responderé las tuyas. Empiezas tú con la primera pregunta que te hice —dice eso, mientras va escalando un árbol hasta sentarse en una de sus ramas.
—Yo acabo de terminar con mi novia, esa es la razón por la que estoy triste. Ahora dime, ¿quién o qué eres tú? —Recordar lo que paso hace unos minutos, hace que el dolor en mi pecho vuelva aparecer.
—Yo... no lo sé, estoy segura de que no soy humana, pero no sabría decirte con exactitud que soy. Me llamó Lea, ¿tú cómo te llamas? —Sus mejillas se sonrojan cuando me dice su nombre.
Es muy bonita.
—Me llamo Matthew, ¿qué es esté bosque? Nunca había visto uno igual.
También quería preguntarle que hacía ella aquí, pero todo a su tiempo.
—Nunca he sabido el nombre del bosque, no sé si hay más como esté, aunque dudo que lo haya. El bosque está conectado a mí y yo estoy conectada a él, sé que lo protegería de cualquier amenaza. Así que dime, ¿tú eres una amenaza para el bosque? —Esta vez no me sonríe, me mira muy a la defensiva.
—Pues la verdad... es que lo encontré por casualidad, no quiero destruirlo, y te aseguro que no tengo malas intenciones.
Primero me mira con desconfianza, después una sonrisa se va dibujando en su rostro.
—¿Amabas a tu novia?
Me toma desprevenido, no pensé que cambiaríamos de tema, y menos a ese tema.
—Pues sí.
Es una respuesta muy simple, pude dar una mejor, pero la verdad es que no sé me ocurre otra.
—Esa no es la respuesta que esperaba. Digo el amor es más que eso, ¿no? —Ella no para de sonreír, acaricia el árbol donde esta como si fuera lo más preciado para ella.
—¿Tú has estado enamorada?
—No sé cómo responder a eso.
Me voy acercando hasta apoyarme contra el árbol, ella me ve observa desde arriba.
—Entonces, ¿qué sabes del amor?
Observa todo a su alrededor, para luego regresar su mirada a mí.
—Siento un amor profundo hacia este bosque, sacrificaría y daría todo lo que tengo por él. A lo largo de mi vida he experimentado muchos sentimientos, tal vez en eso me parezco a ustedes —Empieza a bajar del árbol y va hacía al lago.
—Yo sé que tal vez no confíes en mí, pero... ¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo es que existe todo esto?
No se me puede culpar por hacer esas preguntas, estoy seguro que si alguien viera todo esto haría lo mismo.
—Si vuelves mañana, tal vez te lo cuente.
Ya puedo ver que no es del todo tímida.
—Está bien, mañana volveré.
—Tienes que prometer que no le contarás a nadie sobre lo que viste.
No soy tonto, sé que si la gente se entera van a querer hacer experimentos con ella, y por alguna razón, no quiero que le hagan daño.
—Lo prometo por la garrita —digo, mientras me mira confundida.
—Por la garrita... ¿qué significa eso?
No sé si estoy haciendo bien, pero me acerco a ella, tomo su dedo menique y lo enlazo con el mío.
—Es enlazar tu dedo menique con el mío. Mi mamá me decía que cuando se hace este tipo de promesas es sagrado, y no se la puede romper por ningún motivo.
Sus mejillas se sonrojan al ver nuestros dedos enlazados.
—Te creo.
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Dos mundos, Dos corazones
RomanceLea sabe que lo más importante por hacer es cuidar su bosque, no dejar que ningún ser humano lo vea ni la vea a ella. Matthew tiene un corazón roto o algo parecido, pero le debe las gracias a eso, ya que esa es la razón por la que ha encontrado un...