Lea
Me balanceó en mi hamaca, mientras observo los árboles de mi bosque. Me pregunto si algún día recordare mi vida.
Antes de conocer a Matthew, nunca me había sentido sola, tal vez me acostumbre a proteger mi bosque, y no hacer nada más que eso. Pero ahora todo es diferente, y eso es lo que me asusta.
Salgo de mi hogar, me dirijo hacia mi lago, este y yo nos parecemos. Sé que lo que acabo de decir es extraño, pero el lago es cristalino, y mi piel es igual; solo que en mí no se me nota tanto, es como si fuera algo ligero en mi piel.
Pienso en todo esto, porque he notado que la piel de Matthew es diferente, es casi del mismo color, pero... es diferente.
Empiezo a escuchar pasos, inmediatamente sé que es él. Me resulta gracioso, que justo en el momento en el que pienso en él, es justo cuando él llega a verme.
—Esta vez te traigo uno que otro regalo
Me toma por sorpresa lo que dice, pero cada vez que estoy con él, me siento más viva.
—¿Cómo cuáles regalos? —pregunto.
Trato de no sonar ansiosa.
—Pues te voy a regalar algo muy preciado para mí, es mi mp3 —Agarro la cosa cuadrada con la que escuchamos música, también me entrega los dos hilos.
—¿Estás seguro de esto?
—Claro, yo tengo mi celular, y obvio ahí también tengo música —dice con una sonrisa.
—Perdón, ¿Pero qué es un celular? —digo tímidamente, él se ríe un poco.
Me muestra otra caja más grande y estrecha. Luego aplasta una especie de botón, y aparece una foto de Matthew y otra chica muy parecida a él, con números y letras.
—Tal vez algún día uses uno, y puedas entender lo que es. Son increíbles, pero adictivos.
Quería reírme de su declaración, pero solo asentí con mi cabeza.
—Te quiero mostrar algo —murmuré nerviosa.
Él no me dijo nada, así que camine un poco más al fondo del lago, sabía que él estaba siguiendo cada uno de mis pasos.
—Te presentó mi hogar —Matthew miró todo muy sorprendido.
—Es como un tipo de cabaña, solo que está hecha con ramas de tus árboles y con las hojas de colores a su alrededor —dice encantado—. Es todo muy hermoso.
Me alegró escuchar eso, porque era lo mismo que yo pensaba de mi hogar. Era tal cual como él lo describía, pero la mía no tenías cuatro paredes, solo tenía dos. En el centro estaba mi hamaca, y a su alrededor todas esas flores hermosas.
—Lea... ¿Tú de que te alimentas?
No me sorprende su pregunta. Yo estaba al tanto de que los humanos necesitaban alimentarse para estar fuertes, y no sé cuántas cosas más, pero para mí todo era diferente.
—De nada —Mire la confusión en su cara—. Yo obtengo toda mi energía del bosque, no me alimento de nada, pero si hay algo que tenemos en común. Al igual que los humanos, yo necesito dormir, puedo hacerlo por días y obtener energía de ello.
—Pensé que pasabas cuidando el bosque —murmura, mientras acariciaba una de las flores.
—El bosque y yo estamos conectados, si algo lo llega a dañar, por consecuencia yo puedo sentirlo. La energía que el bosque me transmite, luego yo lo transmito a él cuando se desgasta, es como un círculo, y la verdad no sabría cómo explicártelo.
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Dos mundos, Dos corazones
RomansaLea sabe que lo más importante por hacer es cuidar su bosque, no dejar que ningún ser humano lo vea ni la vea a ella. Matthew tiene un corazón roto o algo parecido, pero le debe las gracias a eso, ya que esa es la razón por la que ha encontrado un...