Capítulo XXIV. Un ex-playboy, padre de gemelos.

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Michael.

Desde que había recibido la llamada de Brandon de que mi mujer había hecho otra de las suyas, estaba intranquilo, así que decidí acercarme al Centro Comercial, pero cuando la alarma se activó, ya casi entrando por el aparcamiento exclusivo del dicho centro comercial, automáticamente llamé a Brandon.

- "Señor estamos intentando entrar, pero extrañamente, el personal de seguridad se ha reforzado y no deja entrar ni salir a nadie, es como si todo esto hubiera estado previsto."- me dijo.

- "Me da igual lo que hagas como si tienes que destrozar el local, tira esa puerta abajo, pero ya, mandaré refuerzo desde la central."- le dije.

Algo me decía que esto no era casual, y de pronto caí, este Centro Comercial pertenecía a la familia Davis, así que el hijo de puta de Dylan Davis tenía algo que ver con que mi mujer hubiera pulsado el botón de alarma.

- "Como se te ocurra tocar un solo cabello a mi esposa, Dylan, te juro que te entierro bajo tierra con mis propias manos, mal nacido"- dije en alto, mientras corría por los pasillos hasta la segunda planta del centro comercial, seguido por mis escoltas personales.

En ese momento me sonó el teléfono, era Keanu.

- "Ha saltado el alarma de tu esposa, y en la sede varios grupos de escoltas de seguridad van hacia el Centro Comercial DAVIS INK. ¿Qué ocurre?"- me preguntó.

- "Dylan Davis... en breve.... como toque a mi mujer prepara a los abogados, porque yo lo mato."- le dije mientras corría.

- "Has lo que tengas que hacer, yo tapo todo, aviso también al abuelo, no le gustar nada que la familia Davis toque a una de sus herederas, esto le va a salir muy caro a la familia Davis, y Dylan lo pagará todo."- me dijo y colgó.

Cuando llegué, vi como Brandon y sus hombres rompían el escaparate del tienda, cogieron un banco de hierro que había de mobiliario en el centro comercial, había sido arrancado del suelo y estaban lanzando con todas sus fuerzas contra el escaparte de la tienda, mientras el personal de seguridad del Centro Comercial intentaban impedirlo.

- "Lástima que los Davis no contratan, como personal de seguridad, a gente tan profesional como la que tiene Powell Segurity."- pensé mientras veía como nuestros hombres barrían literalmente a los seguritas del Centro Comercial, siendo estos últimos de mayor número.

Entramos en el local por el escaparate, mientras varias mujeres gritaban asustadas, yo ignoré a todo el mundo, mientras seguía a Brandon, que tenía el GPS para indicarnos la ubicación del móvil de mi esposa.

- "¡Señor por la escalera, última habitación!"- me dijo.

Corrí escaleras arriba y llegué a una habitación cerrada, no se oía nada, y temí lo peor.

- "¡Ábrela, Brandon!"- le ordené.

De una patada la puerta cedió, pero nada nos preparó para lo que vimos en el interior. Aquello parecía una zona de guerra, por el suelo botellas, platos, golosinas y bombones regados por el suelo, el tocador estaba volcado, y había muchos productos de belleza roto esparcidos por el suelo.

Pero lo que más nos llamó la atención, dejándonos totalmente impactados, fue ver como mi mujer propinaba una auténtica patada voladora, que yo no había visto nunca hacer, a un golpeado Dylan, haciendo que se estrellase contra el gran espejo de pie, que había en la habitación. Este terminó rompiéndose y cayéndole encima de Davis, dejándole adolorido y con algunos, tumbado en el suelo.

Brandon, el resto de los escoltas que nos seguían y yo, estábamos con la boca abierta, la patada había sido digna de las mejores películas de artes marciales, Bruce lee hubiera envidiado a mi esposa.

Matrimonio Concertado con el CEO. El playboy domesticado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora