Capítulo VIII. Castigo y reconciliación en el paraíso.

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Michael.

-" ¡James acelera, hay que llegar pronto!"- dijo Jason de repente y los tres lo miramos no nos gustó para nada el tono de voz, algo me dijo que lo que nos iba a contar no nos iba a gustar a nosotros tampoco-" Mi mujer llevó bebidas un tanto peligrosas, como decirlos para que lo entendáis, ningún hombre puede entrar en esa habitación, que no seamos nosotros o habrá problemas, y algún muerto por tocar lo que no es suyo."- no termino de decirlo cuando los tres gritamos al unísono.

-" ¡Jason, estas despedido!"- él sólo sonrió con sorna, sabía que no lo despedíamos, sólo sacábamos nuestra frustración sobre él y cogió el teléfono para advertir que a la suite sólo entrara personal femenino.

Yo estaba temblando, mi mujer tenía un carácter de mil demonios controlada, pero fuera de control.... Sólo de pensarlo me echaba a temblar.

Ni me di cuenta del trayecto, se que seguro infringimos algunas reglas del tráfico, lo único que pedía era que no pararan el coche por exceso de velocidad. Debíamos llegar antes que esas mujeres cometieran una locura. Mire de nuevo con rabia a Jason y el sólo me devolvió, la sonrisa, con una alzada de hombros.

Nos saltamos todos los semáforos y en dos ocasiones estuvimos a punto de chocar con un camión y con otro coche. Gracias a dios James es conductor de Keanu, es una gran piloto, o ahora no estaríamos vivos.

Entramos en el hotel, mientras nuestros escoltas nos habría paso. Todo el mundo nos miraba, y algunas personas nos reconocían, parecía una película. Enseguida nos hicimos con los ascensores, apartando a todo el mundo de ellos, y mientras subíamos, yo no apartaba la vista de los número que iban cambiando mientras ascendíamos, nadie hablaba, pero la tensión se cortaba con un cuchillo.

Por fuera de la suite varios escoltas custodiando la habitación para que no se acercaran nadie, e incluso habían bloqueado la puerta para que sólo se abriera desde fuera. Todo para evitar que las atrevidas herederas, salieran de la habitación y corrompieran a todo el personal de seguridad, y yo tuviera que asesinar a mis escoltas. Los tres escoltas que custodiaban la puertas principal era los jefes de seguridad de nuestras esposas, William, Paul y mi fiel Brandon.

Con ellos allí esa puerta no se abriría bajo ningún concepto ni, aunque, asaltaran el hotel.

Cuando se abrieron la puerta, fue como entrar en un jardín de Ninfas, las cuatros bailaba semi denudas, mientas se golpeaban con los cojines y se arrojaban agua, si de repente el viento comenzaba a soplar y los pétalos de rosa comenzaban a caer sobre ellas, era perfectamente un sueño erótico de cualquier hombre con sangre en las venas incluido, nosotros cuatro.

Mi ninfa gitana, se reía mientras evitaba que un cogí le golpeara, mientras una bomba nuclear de deseo me paralizara, ni me atreví a hablar porque mi boca se secó. ¿Cómo conseguía esta mujer que mi mente se volviera gelatina caliente? Mi miembro me recordó que había visto a su dueña y señora, y un calor agonizante, me golpeó el pecho haciendo que mi corazón se escuchara como una tambor, tocando por avanzar hacia el objetivo, y mi respiración se hiciera pesada, abriendo mis ojos del asombro.

Y no fui el único afectado por lo visto:

-" Cada uno por la suya, y espero que sobreviváis a esto chicos, porque esta noche ese fuego no será fácil de apagar."-. Dijo mi hermano con la voz ronca, casi sin voz, por lo que le costaba hablar.

Ni pensé fue como cuando estas una carrera de galgos y sueltas la liebre, pues eso fue lo que nos ocurrió a los cuatro, yo acorralé a mi escurridiza mujer en la terraza, cuando se echó a correr al verme acercarme.

- "Hola playboy, ¿has venido sólo o has traído a esas pesadas?"- me dijo a agarrándose de mí cuello mientras yo la pegaba a mi cuerpo.

- "No se para que quiero más teniendo a una gitana tentadora como tu en mis brazos, ¿se puede saber peligrosa hechicera que es lo que has tomado?, tu cuerpo esta caliente."- le dije a lo que ella me respondió con un pecaminoso beso.

Matrimonio Concertado con el CEO. El playboy domesticado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora