La cafetería

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Jamás se había quedado totalmente paralizada enfrente del teclado

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Jamás se había quedado totalmente paralizada enfrente del teclado. Le incomodaba mucho ese momento, puesto que sabía que era algo que necesariamente tenía que atravesar, pero no se sentía con la capacidad suficiente para lograrlo.

"¿Qué ha sido de ti? Estuve mirando las fotos de la escuela y te recordé. Éramos buenas amigas".

El bochorno llenó su cuerpo al tiempo que notaba el mensaje "escribiendo" en su pantalla.

—Tal vez no debí decir lo de las amigas —le dijo a Javier contrariada—. Probablemente debí omitir eso, porque se nota que recuerdo que éramos amigas.

"Estoy bien. ¿Qué tal tú? Sí, éramos buenas amigas".

No estaba segura si Sara estaba siendo irónica o no, tenía sobre sí todo el peso de algo llamado "las consecuencias de sus actos". Probablemente eso no la dejaba procesar correctamente lo que estaba sucediendo.

"He estado bien... sería genial que pudiéramos ir a algún lugar a platicar, ¿qué opinas?"

Nuevamente ese letrero, deberían eliminarlo para suplantarlo con respuestas inmediatas, si es que aquello era posible. Verónica se movió un poco la playera de la pijama a manera de abanico y le dirigió a Javier otra mirada cómplice.

—Espero estarlo haciendo bien.

Inmediatamente otro mensaje apareció en la pantalla.

"Estoy libre el viernes, por si quieres, podemos ir al parque que está cerca de la primaria".

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—¿La verás el viernes? —preguntó Malany en la escuela—. Oye, te felicito, tomaste acción muy rápido.

—No fue para tanto —expresó Verónica orgullosa de sí misma—. Estoy segura de que tú fuiste mucho más rápida cuando te tocó hacerlo.

La sonrisa de Malany desapareció por un breve instante y después volvió a subir para continuar la charla.

—¿Ya planeaste qué le vas a decir?

—Por supuesto que no... estaba muy nerviosa al escribirle por mensaje, pero creo que es porque lo estaba sobrepensando —expresó Verónica aliviada—. Dejaré que las cosas fluyan, pienso que es mucho mejor así.

Malany asintió comiendo más de su torta. Verónica no había pasado por desapercibida la breve caída de su sonrisa. Ahora estaba segura de que algo le estaba ocultando Malany, probablemente algo verdaderamente importante, porque esa chica era reservada.

Desafortunadamente, Verónica tenía demasiadas cosas en qué pensar como para concentrarse en los secretos de Malany. Si bien no quería sobrepensar las cosas para poder ver a Sara con una mente limpia, era muy fácil empezar a crear escenarios imaginarios sobre lo que podría decirle y cómo respondería.

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