Britney, cereza y fresa

13 4 6
                                    

La habitación era exactamente como la recordaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La habitación era exactamente como la recordaba. Se encontraba tan bonita, como de una película. Su prima Jessica había sido la chica consentida de la familia. A Verónica le hubiera gustado mucho poder ser como ella.

Cuando tenía siete años, Jessica ya tenía dieciséis. Siempre que la iba a visitar, se encontraba en su cuarto, colocándose mucho brillo labial, justo como lo estaba haciendo en ese momento. Tenía una grabadora con brillos en rosa que resplandecían como si se trataran de mismísimos diamantes.

La chica percibió el mismo aroma a cereza que tenía entre su armario. Le dolía el estómago tan solo de dejar entrar esos recuerdos fluir en su interior. Era como volver en el tiempo sin que nadie pudiera detenerla.

Pudo notar que había otra persona ahí con ellas. Era ella misma a esa edad. Se encontraba como un maniquí, detenida. 

Usaba unos pants de colores estridentes y dos coletas que estaban mal hechas por su urgencia de ser niña grande y peinarse por sí misma. Se encontraba sentada justo como siempre, siempre a los pies de Jessica, como si fuera una diosa. La observaba con los ojos bien abiertos, para no perder un solo detalle y para escuchar más cerca el sonido de la grabadora que reproducía la música de Britney Spears.

Cuando terminó de admirar todos los detalles, Jessica también acabó de colocarse el brillo sobre los labios. Estaba completamente lista. Con el cabello teñido y arreglado, el perfume de fresas y la pinta de una chica de película. Volteó sobre el espejo para poder admirar cómo es que había quedado, pero de inmediato se topó con Verónica.

Cuando volteó a su clon, este ya no estaba. Ahora era ella misma la que tenía las coletas, el suéter tejido, los jeans de colores.

—¿Otra vez te metiste a mi cuarto, estúpida? —dijo la joven con un aire prepotente.

Tomó una de las coletas de Verónica e inmediatamente la jaló con una fuerza descomunal.

—Estas cosas se te ven horribles, ¿cuándo entenderás que tú en realidad no tienes el más mínimo remedio?

La risa de Jessica llenó el cuarto. Volvió a mirarse en el espejo, tan bonita, tan perfecta. Golpeó con su mano abierta la cabeza de Verónica antes de dirigirse a su tocador.

—Bien, sé que te gusta venir a mi cuarto, pero también escuché que quieres ser tan popular como yo —expresó la chica sacando un pequeño frasco—. Tómalo, es bueno para ti. Así serás como yo.

Verónica aún tenía presente el amargo sabor del vodka deslizándose por su boca por primera vez. Recordaba que ella no quería tomarlo, pero que Jessica la tomó del cabello para obligarla. Agarró una de las ligas que usaba para amarrar las coletas y se la enredó en el dedo para poder tener más control sobre la niña.

Tembló al notar a Jessica acercándose, aunque en realidad ahora era mucho más alta que su prima, sin embargo, por dentro, seguía sintiéndose esa niña pequeña, esa niña indefensa.

Life ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora