Una nueva residencia

10 4 8
                                    

Después de lo que había sucedido con Sara, Verónica había estado un poco asustada con lo que le depararía el resto de la exploración del vecindario, sin embargo, las cosas fueron bastante bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de lo que había sucedido con Sara, Verónica había estado un poco asustada con lo que le depararía el resto de la exploración del vecindario, sin embargo, las cosas fueron bastante bien.

Tenía residentes no permanentes que había que regresar a su vecindario. Casi le resultaba adictivo buscarlos, tener esa charla incómoda y finalmente regresar a la tranquilidad del vecindario para agradecerles y ver cómo el espacio se ampliaba en su nuevo hogar.

Cada que un inquilino no residente desaparecía, el espacio se iba haciendo más grande. El lago en donde solía vivir Sara, se había vuelto cristalino. Unos bonitos patos se habían instalado ahí en cuanto tuvieron oportunidad, así que a Verónica le encantaba visitar esa parte del vecindario para poder jugar con las pequeñas creaturas.

Otras casas también habían dejado paso a lugares verdaderamente bonitos.

Por ejemplo, la señora Martínez, que había sido su profesora en segundo de secundaria, lloró cuando ella le confesó que en realidad había sido la mejor profesora que había tenido. Todas las cosas horribles que una adolescente harta de que la presionen, le puede decir a una maestra, fueron dichas por Verónica en su momento. No había asimilado que ella también era un ser humano con sentimientos. Tanto en el mundo terrenal, como en el vecindario, ambas se desmoronaron por completo.

Después de que la señora Martínez se fuera a su vecindario, quedó un precioso parque, en el que ahora crecían pequeños arbustos de moras y fresas que podían ser cultivadas en el momento.

Hasta ese momento, le habían tocado puros casos con la misma clasificación. Incluso llegó a preguntarse si Malany no había errado en hablarle de los tipos de habitantes, puesto que no encontraba mucha variación en el estilo de personas que tenía que contactar; pero un día se dio cuenta momento que se dio cuenta de que las cosas estaban a punto de cambiar.

.·。.·゜✭·.·✫·゜·。.

Malany la condujo por la avenida principal. Las calles del vecindario también habían mejorado considerablemente. Ahora el pavimento era liso, se notaba con detalles divinos. Las aceras eran al estilo victoriano, con grandes lámparas que le recordaban a "Las crónicas de Narnia". Verónica lo había leído de muy chica y había quedado maravillada.

El vecindario reflejaba ese estilo clásico, elegante, un poco enigmático, tal y como se miraba Verónica si la mirabas con atención.

Finalmente, después de caminar por aquella avenida, quedaron frente a una casa. Esa casa, lucía diferente a todas las demás. Si bien las otras estaban totalmente en ruinas o con muy poco mantenimiento, esta lucía casi en perfecto estado. Tan solo un poco polvosa, incluso se escuchaba una suave música que provenía del interior de la residencia.

Verónica tenía una excelente actitud, como siempre desde que había descubierto cómo era que funcionaba la dinámica de los residentes no permanentes, pero ahora que miraba esa enorme edificación, empezó a sentir que las piernas le fallaban.

Empezó a reconocer la canción que sonaba de fondo de inmediato. No quería. Le hubiera encantado que fuera como en aquellas ocasiones en las que tardaba un instante en reconocer a la persona que tendría que ayudar a regresar, sin embargo, en esa ocasión supo a la perfección de quién se trataba.

—Malany —dijo ella con la voz un poco entrecortada—. ¿Qué clasificación es esta?

—Ya estuvimos con los no residentes. Según lo que sé, creo que de hecho ya hemos regresado a todos a sus vecindarios. Han sido meses de mucho trabajo.

Aquello lo dijo Malany con la intención de que pudiera relajarse un poco, pero aquello no funcionó. Seguía con la misma intensidad en la mirada y las manos temblándole.

—Bueno, estos siguientes son tus residentes permanentes —explicó la chica tomando una bocanada de aire para empezar con la explicación—. Los residentes permanentes están aquí todo el tiempo, son recuerdos, son instantes. Ellos se quedan aquí siempre, pero puedes ayudarte a mirarlos diferente si es que los trabajas como se deben. Algunas de las personas que son parte de los recuerdos también necesitan irse, porque una parte de ellos se quedó atrapada aquí contigo.

Malany empezó a preocuparse un poco. En realidad, tenía poca información sobre lo que sucedía en el vecindario de Verónica. Sabía qué era lo que necesitaban hacer, pero el contexto de las cosas que trabajaría la chica, también eran desconocidas para ella.

Verónica empezó a avanzar por el pequeño camino de piedras. Todo en ella empezaba a desmoronarse y poco a poco el llanto no pudo ocultarse más. Se encontraba tan nerviosa que pudo sentir también que su corazón se iba haciendo pequeñito con cada avance.

Tomó el picaporte entre sus manos y finalmente abrió la puerta.

Tomó el picaporte entre sus manos y finalmente abrió la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Life ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora