4

1.8K 72 3
                                    

Plex

No sé qué era lo que tenía, pero lo tenía, y muy fuerte. Ella me gusta, no sé cuánto. Pero me gusta. ¿Sabéis eso de amor a primera vista, o flechazo? Eso me había pasado. Pero ella no me hacía ni puto caso, así que me armé de valor, y me dirigí a hablar con Frank.

-Frank.

-Oigo.

-A ver... es que...

-Arranca.

-Me gusta Tara, y me gustaría gustarle.

-Chico, estás ciego.

-¿Cómo? -y ahora eso a qué venía.

-Mira... Os duchasteis juntos, desnudos, cuando ni siquiera su novio le ha visto una teta... Dormís juntos... Pero ella es así de seca por falta de confianza. Pero algo tiene contigo.

-Ah.

No sabía qué decir.

-¿Y qué hago?

-Enamorala y que deje al imbécil de su novio.

-¿Y cómo lo hago? He tenido una novia contada con el dedo de la mano en toda mi vida...

-Sé tú. Ya está.

-Ya lo hago...

-Sigue así.

-Vale...

Me da una palmada en la espalda y me deja. Pues a ver si consigo algo... bueno, ahora tendré que irme a dar la vuelta al mundo en 80 días. Y tengo planeado volver a visitar Tailandia. Y eso significaba verla a ella. Y eso me encantaba.

-¡Hola!

-Hola, canija -sonrío. Nunca había sonreído de una manera tan sincera.

-¿Qué haces aquí solo?

-Solo pensaba, y miraba a ver si venía Chispas.

-Esa nutria te quiere.

-¿Seguro? Yo creo que me odia, me muerde.

-Solo juega.

-Ya veo.

-¿Estás bien?

-Sí, ¿y tú?

-Perfectamente.

-¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?

-Ay, siii.

-Guíame, ya sabes...

-Claro. Marchaaando.

Y yo la sigo, porque es la única que conoce este lugar de los dos.

-¿Te gustan los atardeceres?

-Me encantan.

-Puuueees, vamos allá.

No sé dónde me llevaba, pero era curioso, el camino. Bajamos del coche y ella me mira.

-Estamos en Doi Mae Salong. Zona China.

-Es bonito.

-Todo verde.

Todo era verde, literalmente todo. Al fondo había casitas, pero nosotros nos quedamos en su caravana para ver el atardecer. Supongo que hoy, dormiría en la caravana. Ella la prepara y en la cama cabemos los dos juntos, y está en la zona del maletero, por lo cual, al abrirlo nos podemos tumbar en la cama con las vistas de fuera.

-Madre mía, qué vistas... -digo sonriendo.

-Lo sé. Eres el único al que he traído aquí.

-¿El único? ¿Ni siquiera tu novio?

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora