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Tara

Dormí genial en esa cama. Una cama enorme, toda para mí sola. El único contra que había, es que al ser su habitación, había detalles de él por todas partes. Aunque me conocía esa habitación de memoria, todo eran recuerdos.

-Cuando vivamos juntos aquí, te haré hueco para que puedas guardar tu ropa -me miraba con todo el amor del mundo en sus ojos.

-No sabes lo feliz que soy de tenerte aquí, Tara.

-Vas a ser la madre de mis hijos, mi vida -me dijo mientras me miraba, entrando y saliendo de mi mientras hacíamos el amor, en esta misma cama.

Y miles de frases más que me dijo que quedaron escondidas en un cajón más allá de mi memoria. Me quedé mirando al techo, recordando cada una de ellas. Su voz, dulce y cálida, al contrario que la de ahora. Fría y sin vida. De repente me sentí abrumada por tantos recuerdos, y unas enormes ganas de llorar me llegaron. Era yo la que había hecho desaparecer a ese chico. Un Daniel risueño y feliz, dulce y cariñoso. Por mi culpa, él ya no existía, y no podía recuperarlo.

Vi una camiseta colgada de la puerta y la cogí para no ir desnuda, y unos de sus calzoncillos de spiderman, no cambiaría nunca. Me miré en el espejo que había pegado en la puerta, me quedaba todo enorme. Un recuerdo de la Tara del año pasado me invadió. Sonreí un poco, al recordar lo feliz que era, y volvieron esas ganas de llorar al saber que jamás volvería a ser así. Suspire, y salí fuera, recordando que en días cumplía los diecinueve. No sabía si lo celebrarían, si todavía se acordaban de cuando era mi cumpleaños. Daba por hecho que Borja y Adri sí, pero el resto no. No sabía nada. Estaba pensando en volver a hacerme un cambio de look, desde que tuve el pelo azul, no me volví a hacer nada, y ya me apetecía algo diferente. Tal vez mechas, o un cambio de color completo, así como un rojo.

-Buenos días -aparecí en el salón.

-Buenos di... P-pfff... -Borja se tapó la boca viéndome, aguantándose las carcajadas-, no sé qué pareces.

-Es que alguien no me dejó coger mi ropa.

-Es que alguien es muy cabezota -habla el mencionado.

-¿Te acuerdas cuando nos conocimos que me mencionaste que me quedarían bien los tatuajes? Al final me atreví y me hice varios.

-¿Ah sí? -me mira, en busca de algunos visible. Le enseñé el brazo teniendo ahí la silueta de chispas. El tobillo con las olas del mar y un sol. Y tenía uno en la muñeca que me lo hice estando con él y que nunca le enseñé. Su nombre. Y como dije tenía algunos dedicados a los viajes que había hecho con Lili.

-Uy, ¿y este? -Jopa me toma de la mano y lo mira, sus ojos se abren como dos platos y me suelta-, hossstia...

-¿Qué es? -pregunta Dani curioso. Le enseñé mi muñeca, donde estaba su nombre en letra fina.

Plex

Volví a sentir como se me paraba el corazón, me quedé congelado, viendo mi nombre en su piel.

-Que conste que me lo hice poco después que me pidieras matrimonio, pero ya se complicaron las cosas y no pude enseñártelo.

-... Ah -fue lo único que fui capaz de decir. Se había tatuado mi nombre. MI nombre. Y fui tan estúpido que nunca me di cuenta.

-Me voy a teñir de rojo para mi cumpleaños.

-Te quedará interesante -dice Paconi-, color nuevo.

-Mejor que el azul ese con el que me conociste es.

-Parecias Otaku, aquí hay que hablar con la verdad por delante -dice Jopa-, te quedaba bien, pero hija mía...

Rodó los ojos. Me reí ante su reacción. No fue una risa demasiado fuerte, ni larga, pero todos se giraron a mirarme. Sí que era verdad que no me reía muy a menudo.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora