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Plex

Había cogido la costumbre de salir casi todas las noches a mirar la luna. Había veces que había nubes delante de ella y solo alcanzaba a ver cómo resplandecía, pero estaba ahí. Nunca se iba. Siempre hacía lo mismo. Soltaba un comentario dedicado a Tara y me iba. Deseando algún día volver a verla. Me la imaginaba sobre mi pecho, viendo la luna conmigo. O besándonos bajo la luz. Me imaginaba miles de cosas que no sucederían.

–Frank nos invita a ir al Santuario esta semana, acordaos –comenté al día siguiente después de ver el mensaje de aquel.

–Le toca ir a Borja y a Adri, que yo ya tuve suficiente de avestruces y mierdas raras –dice Jopa.

–Que venga quien quiera.

–Sí, ¿y donde nos metemos? Porque si yo tuve que dormir en un sofá, ¿ellos qué? ¿Encima de una capibara? –se ríe Paconi.

–Me imagino que en la habitación de Tara.

–Id vosotros, yo no tengo ningún interés –dice Adri. A él todo le da pereza.

–Pues Borja y yo.

–Iré yo también –dice Lili. Asentí sonriéndole. Me reiría con ellos, nunca habían estado allí.

–Id haciendo las maletas.

–Ah, que nos vamos ya… –dice ella.

–Menos mal que he dicho qué era esta semana.

–Bueno, perdona –dice imitandome falseando una voz gruesa–. ¿Cómo lo llevas? Ya sabes…

–Le hablo a la luna como si fuera ella.

–Que bonito.

–Sí, lo es… –suspiré.

–Está vez te veo bastante mejor. Me alegro mucho.

–Ya, yo también. No podía quedarme estancado toda la vida –sonreí.

–Eso es, Dani.

Asentí. Tenía suerte de tener amigos que me querían de esta manera.

Tenía ganas de volver al Santuario. Estar allí eran todo risas, desconexión y aprender cosas nuevas. Cada día que pasaba me llevaba un nuevo aprendizaje, ya tenía ganas de seguir haciendo de zoólogo. Sería divertido.

Tara

Era la persona más feliz del mundo en ese río. Animales, vegetación, y mi familia. Aunque allí, me acordaba mucho más de Dani, habíamos vivido todo el inicio de nuestra relación ahí, y mi primera vez de forma sexual en mi sitio de desconexión favorito. Tenía que admitir que lo echaba de menos, no de una forma demasiado fuerte, pero sí que lo echaba de menos. Ojalá la vida nos volviese a juntar y pudieran salir mejor. Nos lo merecíamos. Tal vez en otra vida. O más tarde en esta.

–Van a venir invitados.

–Genial.

La verdad me daba igual. No me interesaba mucho conocer a gente. Me quedé ahí en donde estaba, tranquila, sin que nadie me molestara. En mi habitación con Chispas leyendo un libro.

A la tarde salí a jugar con los animales un rato. Era uno de mis pasatiempos favoritos, estar con los animales. Oí a mi padre a lo lejos hablar con alguien, me imaginaba que serían los invitados, no tenía mucho interés. Pero al girarme porque los oía cada vez más cerca no me podía creer a quien tenía delante de mis ojos, después de varios meses sin saber nada del otro. ¿Por qué mi padre me estaba haciendo esto? Los ojos de Daniel solo me miraban a mí, pero yo intenté hacer como si nada y saludar a Lili y a Borja, estaban grabando así que no era el momento de tener una conversación. Me metí en el vídeo a saludar y me fui, no sin antes mirar a mi padre de la peor manera posible.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora