15

188 12 0
                                    

Tara

Dani y yo seguíamos igual, no éramos ni pareja, ni nada de eso, éramos buenos amigos por el momento. Estaba claro que seguimos enamorados el uno del otro, pero ambos tenemos miedo, y mucho que sanar para poder tener algo estable. Era algo que por una parte nos rompía, pero por otra nos ayudaba a mirar hacia un futuro y confiar en el proceso.

–¿Cuánto tiempo os vais a quedar?

–Yo pensaba en que cuando nos fuéramos vinieras con nosotros –dice Lili.

–Nos quedamos dos semanas. Tal vez menos, incluso –responde Borja.

–Yo sólo estoy pasando un tiempo con mi padre y volveré a Australia.

–Pues nos vamos a Australia –habla Daniel.

–Claro, venid.

–Eeeehh… ¿Todos? –pregunta Lili–, no creo que sea buena idea.

–Vosotros tres.

–Ah, coño. Menos mal –ríe ella.

–Así veis mi casa. Me ha quedado monísima.

Ellos asienten sonriendo. Y a raíz de ese día, las próximas dos semanas allí fueron increíbles con ellos tres y mis padres. Sobre todo mientras cuidábamos a los animales. A parte del miedo que Borja le tenía a todo, todo era perfecto.

–¡Deja de huir!

–¡Pero que me está persiguiendo, quítamela! –lloriqueaba él.

–Pero que es inofensiva… –se ríe Daniel.

–¡Las nutrias muerden!

–Por dios…

–¿Cómo va a morder esta cosita? –Lili se agachó, llamando la atención de Chispas, quién fue a saludarla–, ¡pero mírala! Si es un amor.

–Borja veeeenga.

–Pero que yo les caigo mal… ¿No podéis ir vosotros? Yo duermo, no molesto a nadie.

–Lo gilipollas que te pones cuando quieres… Anda, tira –Dani lo rodea con su brazo y lo arrastra con él para que nos siga el paso. El pobre Borja parecía un niño al que le obligaban a ir al colegio.

–¿Os apetece ir a la playa?

–¡SÍ! –responde Lili de inmediato.

Y tras eso cogimos toallas, crema, comida, bebida, entre más cosas, y con las dos motos nos dirigimos a la playa. Dani no tardó nada en lanzarse al agua, igual que Lili. Borja y yo decidimos colocar las toallas y tumbarnos a tomar el sol.

–Con lo bien que se está a la sombra, voy a ir yo al agua… –dice él, medio dormido. Se había puesto la sombrilla para no quemarse.

–Yo prefiero el sol.

–Qué calor, quita. Que luego te quemas por más crema que te pongas, me da pereza.

–Cada uno… –reí.

–Bah, siempre igual. Con lo bien que se está blanquito. Cuando os dé cáncer de piel ya diréis.

–Que sí que sí. ¿Qué tal con Lili?

–Bien, muy bien, de hecho. Hemos decidido que podemos tomar un camino que nos beneficie a los dos y mirar a lo positivo. Si le ponemos ganas, podemos.

–Me alegro mucho, Borja. Sois ideales el uno para el otro.

–Supongo que sí –sonríe–, igual que tú y Daniel.

–Sí, supongo que sí.

–Es verdad que se le fue un poco la cabeza cuando te pidió matrimonio así de sopetón, pero es lo que tiene estar tan enamorado de alguien.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora