17: final

1K 36 17
                                    

Tara

Poco a poco volvíamos a estar bien. Ya no había tantas peleas. Y todo volvía a la normalidad. Por fin volvía a sonreír. Y nos peleábamos, pues por lo normal.

–La próxima vez… que me des en el culo, te mato.

–Ok.

–Y dale con el ok.

Él se ríe. Yo frunzo el ceño. Me da un beso en la mejilla abrazándome por detrás y se va a ver a los animales. Se pasaba el día con las capibaras y ayudando a mi padre con los rescates.

Al ir pasando los días y las semanas íbamos organizando las cosas de la boda con ayuda de nuestra familia. Aún no asimilaba que iba a casarme a los casi diecinueve años. Y cada día que pasaba dudaba más si era la decisión correcta. ¿Quería hacer algo así tan joven? Lo quería, pero tal vez debía esperar.

–Em… Daniel, ¿Podemos hablar?

–Dime –me mira.

–Creo que nos hemos precipitado.

–Ah…

–Somos muy jóvenes para dar ese paso.

–Yo… Vale. Vale, no te preocupes.

–Y también hace mucho que no estamos del todo bien.

–No, no lo estamos.

–¿Y qué hacemos?

–No quiero dejarte, amor.

–Creo que será lo mejor.

Se quedó helado. Yo me mordí el labio, sentía que mi amor por él había ido desapareciendo a base de peleas.

–Te quiero, siempre te querré, pase lo que pase, ¿vale? –me abrazó.

–Si tiene que ser, será. No te olvides de eso.

–Te amo, canija...

Cuando me dejó sola un rato llamé a mis padres rota.

–¿Entonces lo habéis dejado? –me dijo papá por teléfono.

–Sí.

–Volveréis. Las almas gemelas siempre vuelven.

–Bueno…

Recogí mis cosas y me fui al aeropuerto con el corazón roto. Pero media hora. tes de entrar al avión, me sonó el móvil.

¿Estás con él?  –me llamó Dani.

–¿Eh?

–¿Estás con mi amigo?

–No sé de qué me estás hablando.

–Con Adri.

–Que cojones.

–¿Estás con él o no?

–¡Que no! ¿Por qué cojones preguntas esa mierda?

–Porque estabais hablando.

–Ayer lo vi, pero no pasó nada más.

–Os liasteis en la fiesta.

–¿Qué…? Yo no recuerdo eso.

–Estabas borracha, normal que no te acuerdes. Siento que te tengas que enterar así…

–Oh… bueno… da igual. Pero que no, que no me gusta.

–Vale.

–Adiós, anda.

–No, no me cuelgues.

–¿Qué quieres, Dani?

–¿Podemos vernos?

–Ya estoy en el aeropuerto para irme.

–¿Cuánto le queda al vuelo?

–Pues estoy entrando ya al avión.

☆☆☆

Pasaban los meses y aprendí a estar conmigo misma. Salí de fiesta con mis amigas, me lié con hombres, pero nada me llenaba. Por más que probaba a otros varones, ninguno, ninguno le llegaba a nada.

Plex

Le echaba de menos. Cada mes, cada día, cada semana. No conseguía olvidarla. De ninguna manera. No quería empezar a beber, ni tampoco fumar, pero el vape lo acabé pillando con nicotina. Me relajaba cuando tenía ansiedad. Esa es otra, había empezado a tener ansiedad desde que ella no estaba a mi lado. Tampoco dormía, tenía unas ojeras enormes.

–Tío, olvídala… No pasa nada –me fijé en mi amigo, y vi en su móvil un contacto que antes no tenía.

–Claro, tú has ligado, no te jode…

–¿Qué tendrá que ver? Llevas cinco meses así y ella no te ha buscado. Pasa página.

–A lo mejor ha encontrado a otro.

–Puede ser, ni idea.

–¿Con quién hablas?

–Un ligue.

–¿Qué ligue? –reí–. Coño, si te lo pregunto es por algo.

–Una chavala que conocí ayer en una fiesta.

–¿A ver?

Me la enseñó.

–... ¿No se parece a Tara?

–La ves en todos lados.

–No. Se parece a ella.

–¡Porque lo es! –chilló Paconi desde otra habitación.

–Qué va qué va… –dijo Adri.

–Dame el Instagram.

–No.

–... Vete de mi puta casa.

–¿¡Por qué!?

–¡Me iba a casar con ella, cabrón!

–Ella ni siquiera me reconoció, iba borracha cuando nos liamos.

–Estás enfermo.

Suspira y se va de mi casa. Me puse a llorar en cuanto se fue. Esto es una traición. No me lo esperaba de mi amigo.

–Tú lo sabías –miré a Paconi.

–Lo siento.

–¿Por qué no me lo dijiste?

–No te quería ver mal.

–Lo habría matado, no me habrías visto mal.

–Estás llorando.

–De rabia. No me lo esperaba de él.

–Normal, hasta yo estoy cabreado.

–... Tengo que hablar con ella.

–¿Para?

–Porque quiero verla. La echo de menos.

–Dejala tranquila. ¿No ves que ya no te quiere?

–Puedo ser su amigo.

–¿Ella te ha buscado para que seáis amigos?

–No.

–Pues ya está. Dejala.

Suspiré y acabé cediendo. Pues nada.

Y así, chicos, es como pierdes al amor de tu vida por gilipollas.

Lo sentimos de corazón tener que cortar el libro así, pero hace un tiempo que ya no teníamos inspiración y no quería dejarlo a medias, así que hemos tenido que cortarlo aquí. Gracias a todos por el apoyo.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora