19

103 5 0
                                    

Plex

Tras pasar las dos semanas que quedaban para navidad, nuestros amigos ya estaban aquí, y esas dos semanas Tara y yo nos las habíamos pasado sin separar pieles. Parecía que si nos separábamos, no íbamos a sobrevivir. Y me encantaba. Amaba el contacto físico y más si venía  de ver a nuestros amigos, ya que hacía tiempo que no sabíamos de ellos, solo unos cuantos mensajes entre días aleatorios. Cada uno tenía su vida y sus cosas, pero no por eso dejábamos de ser amigos. Tara me mencionó los nervios al ver cómo podría reaccionar Adri al vernos juntos después de tanto tiempo, pero ya le dije que estuviera tranquila, agua pasada. O al menos, eso esperaba, porque no iba a aguantarlo si siquiera sacaba el tema.

Fuimos a recibirlos al aeropuerto con unas sonrisas en la cara. Nos emocionaba volver a verlos, casi me tiraron al suelo entre todos, abrazándome como si no me hubieran visto en años. Con ella tuvieron bastante más cuidado, no quería que me la dieran por piezas. En el coche de Tara y en otro que habían alquilado fuimos a casa de nuevo. La verdadera pregunta es cómo íbamos a caber todos en una casa tan pequeña. Porque ni poniendo colchones en el suelo podíamos estar cómodos.

–¿Tenéis algo planeado? –pregunté rascándome la nuca, pensando en qué podíamos hacer.

–Uf.

–Cojonudo, menuda aportación –Jopa rodó los ojos, mientras los demás reíamos de su comentario.

–Como no vayamos a buscar los colchones estos hinchables y os pongáis aquí.

–O podemos pedirles a los de arriba que nos hagan sitio –Paconi se encoge de hombros.

–Bro, la inteligencia te persigue pero tú eres más rápido –lo mira Adri. Todos estallamos a risas.

–¿Y si nos buscamos un hotel? Que es que no pensáis –habla Borja.

–A ver, obviamente, pero la idea era estar todos juntos.

–Claro, en un piso de 3 metros cuadrados. Aquí no cabe ni el Golf de Carlos Sainz, amiga –digo yo.

–Es un piso de dos habitaciones, no sé para que iba a querer más. Vivía yo sola, ¿sabes? Bueno, coged un hotel si queréis aunque sea para dormir, el resto del tiempo podéis quedaros aquí, claro.

–A ver, que nos quedamos unos días, tampoco te queremos invadir la casa entera, porque conociendo a Adri, este se busca sitio hasta debajo de una piedra –dice Jopa–, lo decimos más por ti que por nosotros.

–Todo bien, no hay problema.

–Pues ala, me acompañáis al chino que hay que comprar colchones –habla Paconi dirigiéndose a la puerta.

–Perfecto, Lili y yo vamos pidiendo las pizzas.

Era un asunto un poco complicado, pero nada que no se pudiera arreglar jugando a sardinas enlatadas, ¿no? Si tenías experiencia en el Tetris, creo que podías colocarlo todo de manera que hubiera espacio para poder caminar aunque fuera pegado a la pared.

Tara

Todos los chicos se fueron a buscar unos cantos colchones hinchables mientras Lili y yo pedíamos. Estaba feliz de tenerla otra vez por aquí. No dejaba mi barriga en paz, estaba obsesionada por sentir una patadita. Le hablaba y la niña le respondía con una patadita, era increíble lo que interactuaba dentro de la barriga y como reconocía las voces. Se emocionaba tanto cada vez que notaba una. Iba a ser una tía increíble.

–¡Me ha contestado! –se puso a dar saltitos.

–Reconoce la voz de su tita.

–Que nazca ya, por dios, quiero ser la favorita de una vez –bromea.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora