21

98 9 1
                                    

Tara

Llegó la navidad y habíamos terminado todos de cenar, estábamos esperando para dar los regalos. Habíamos optado por preparar detalles para todos cada uno. Todos teníamos algo que regalar.

–¿Quién empieza? –pregunta Borja.

–Tú –le dice Lili.

–Te ha tocado. Enga.

–¡Por hablar! –ríe Jopa, a lo que Borja le tira su regalo a la cara.

–No te quejes, no te hará daño –se ríe Borja al ver la cara del otro.

–Que será...

–¡No me lo creo! –era un peluche de una rana. El que hubo en la segunda vuelta del mundo–, ¡Otro más! –se ríe él poniendoselo en los hombros.

Dani y yo nos miramos con una sonrisa divertida. Que surrealista.

–Bueno, señorita –Borja me ofrece su regalo para mí.

Abrí los ojos. No sabía que me había hecho un regalo. Lo agarré entre mis manos y lo palpé. Era blando, así que supuse que sería ropa. Pero no, era un peluche. Era Chispas de peluche.

–Ay, no me lo puedo creer –abracé al peluche.

–Sé que la echas de menos cuando no estás allí, así al menos... –se encoge de hombros.

Le sonreí, le di las gracias y procedió a terminar de repartir los regalos al resto. Después fue Jopa el que se ofreció a regalar.

–Como sea un consolador te meto –dice Dani al ver la caja del suyo. Todos reímos ante su comentario.

Al abrirlo, encontró una cámara.

–¡POR FIN! Ya que te cargaste la lente de la última, qué menos –sonríe contentísimo con su cámara nueva.

Iban repartiéndose regalos. Emociones, alegrías y sorpresas. Era muy gracioso ver las cosas que se les ocurría regalar. A veces podía ser lo más aleatorio y otras lo que más ilusión les hacía. A mí me cayeron algunos pocos. Eran tonterías, pero me encantaron. Piedras, libros, alguna joya, hasta que llegó el de Dani.

–Miedo me das.

–Venga... No te asustes tanto... –me tendió el regalo.

–Es que puedes llegar a ser muy random.
diesel

–Mejor random que aburrido, ábrelo, anda.

Lo miré una última vez y procedí a desenvolverlo. Era una caja de Diesel. Pensé que serían unos zapatos pero me engañó, era un bolso. El bolso que todos los días que pasaba por delante de esa tienda me quedaba mirando y babeaba por tener.

–Daniel... –abrí la boca.

–Calla, faltan dos cosas.

Me pasó una caja mucho más pequeña, que al abrir era el conjunto de collar y pulsera de Van Cleef & Arpels. Lili estaba con la boca igual de abierta que yo.

–Dime que todo esto es falso.

Me pasó el recibo con los precios tachados. Joder.

–Le acompañé yo. Ya te digo que tiene de falso lo que yo de alemán –dice Jopa.

–Te compensaré con una buena noche de sexo –bromeé.

–Antojando ya de buena tarde sabes –dice él con una sonrisa de oreja a oreja.

Acabamos de terminar la noche entre risas y muchos regalos, aunque para mi lo más preciado era poder estar con ellos en navidad. Dani y yo nos fuimos a nuestro cuarto cuando los demás ya quisieron irse a dormir. Nos tumbamos en nuestra cama y me abracé a él.

Al día siguiente, me desperté porque mi teléfono no paraba de vibrar y vi que mi padre me llamaba. Lo cogí y fui al balconcito del cuarto. Pensaba que me llamaba para desearme una buena navidad o algo así, pero mi corazón se paró al instante al enterarme que mis padres se iban a divorciar y que mi madre quería quitarle el santuario a mi padre.

–Siento que tengas que enterarte así, pero sabes cómo digo las cosas...

–¿Pero como que mamá te quiere quitar el santuario? ¿Está loca?

–... Parece que sí... Sabes lo que hicimos siempre por ella, y ahora... Dios, no sé ni cómo tomarme eso...

–No sé qué decir.

–Cariño, vamos a salir de esta. Te lo prometo. Los animales se irán conmigo si no. Te prometo que esto lo solucionaremos.

–Iré para allá en cuanto pueda.

–Prefiero que no vengas, a saber cómo se pone tu madre... Tus hermanos están como locos.

–Iré y punto.

–Tara, no te expongas a estrés. Estás embarazada.

–Papá, tranquilo.

Colgué y suspiré. No sabía como mi madre podía haber hecho algo así a mi padre y a nosotros. El santuario, que lo era todo para mi familia. Me quedé sentada con las manos en la cabeza apoyada en las rodillas en el borde de la cama y me percaté por el rabillo del ojo que Dani se estaba despertando. Se irguió y me sonrió, pero al verme la cara dejó de sonreír.

–¿Pasa algo?

–Mi madre quiere quitarnos el santuario.

–... Estarás de coña...

Negué. Ojalá fuera broma.

–¿Quieres que vayamos?

–Claro que sí. Es que me voy en el siguiente vuelo posible –movía la pierna frenéticamente de lo nerviosa que estaba.

–Eh, espérame aunque sea. Te acompaño. Nos vamos los dos.

Salimos para desayunar al salón y cuando los demás despertaron les di la noticia y que me iba para Tailandia lo antes posible. Ellos solo se quedaron con la cara de sorpresa y me apoyaron con un abrazo grupal. Agradecía tener un grupo tan bueno como ellos. Dijeron que podían quedarse algunos a cuidarme la casa mientras yo estaba allí.

Pillamos los billetes de avión Dani y yo y al día siguiente ya estábamos con mi padre allí. Lo primero que hice fue lanzarme a sus brazos con todas mis ganas, no me podía ni imaginar lo mucho que estaba sufriendo ahora mismo.

–¿Cómo estás, papá?

–Fatal.

–Normal.

–Es horrible ver cómo todo lo que he luchado todo esté tiempo se puede ir así... –chasqueó los dedos.

–Verás que todo irá bien.

–Claro que irá bien, me niego a perder esto.

•••

A las semanas, Grefg vino al santuario. Fue una persona increíble que me encantó conocer. Humilde y honesto. El último día de su visita, nos dijo que todo el dinero que había recaudado con los vídeos y los directos era para poder recuperar el santuario. Mi padre le dio un abrazo para agradecérselo, yo casi me pongo a llorar.

–Nunca sabré cómo agradecértelo.

–No tienes que hacerlo. Tu padre es amigo mío y he querido hacerle un favor.

–Muchas gracias, David. De verdad

–De nada –me sonríe.

Y con eso pudimos ganarle todo a mi madre y nos quedamos con el santuario.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora