2

196 8 0
                                    

Plex

Hacía un año que no la había vuelto a ver. Un año que esos ojos no me habían vuelto a mirar, que no la había vuelto a oír ni a sentir. La echaba de menos, pero tenía que actuar con normalidad, como si cada parte de mi no la echara de menos. Veía en mi perfil de tiktok que veía algunos videos. Cuando me daba cuenta, me aceleraba el corazón.

Había intentado con todas mis fuerzas olvidarla, pero ni con la tía más guapa lo conseguí. Mi corazón seguía dando saltos por ella.

Entre besos llegamos a mí cama. Había conocido a una chica preciosa una noche de fiesta y ahora la tenía besándome. Ambos estábamos con las ganas a flor de piel, pero en el momento de acostarnos, no pude.

–No puedo.

–¿Qué? ¿Por qué? ¿No te pongo?

–Sí, pero mi corazón sigue latiendo por una persona y no me veo capaz de hacer esto aún.

–Joder, Daniel –se enfurruñó un poco, pero lo entendió.

–Lo siento –me levanté y fui a ducharme. No aguantaba esto más. Quería sacármela de la cabeza.

Aún así, tuve días buenos, me besé con chicas, salí de fiesta con mis amigos, pero yo no me notaba entero. Me faltaba algo.

Me habían cogido para ir a la velada este año, por lo que aproveché la oportunidad y empecé a entrenar muchísimo, así mi cabeza descansaba de ella. El cuerpo se cansa, y la mente descansa. A veces me quedaba más tiempo entrenando, descargando a base de fuerza lo que la mente escondía. No quise contarle nada más a mis amigos porque no quería cansarlos con el tema, pero ellos en el fondo sabían lo que me pasaba. Intentaban que me despejara de todas las maneras posibles. Pero siempre había algo, un detalle, el mas estúpido, que hacía que me acordase de ella. Tara. No sabía qué me había hecho, pero desde que no estaba aquí, no era el mismo. Había incluso dejado un hueco en la casa. Algunos de sus cosméticos seguían ahí, en la estantería del baño. Había pequeñas migas de ella esparcidas por toda la casa. Incluso había veces que barriendo sacaba algún coletero que ella solía usar.

A las diez de la noche, ya cansado, cogí mis cosas y me fui para casa. Tan pronto como cayera en la cama, me dormiría. Eso era lo que necesitaba, hacer tanto esfuerzo que estando en casa no me diera tiempo de pensar.

–¿Qué tal? –me mira Jopa.

–Reventado.

–Se te ve –responde Adri. Aún le guardaba lo que ocurrió.

–Ya, es que le he puesto tu cara al saco.

–Anda, que majo eres.

–¿Has visto? –paso de largo, directo a la ducha. No quería quedarme hablando, quería ducharme, cenar y dormir.

Eso fue lo que hice hasta que Jopa se me plantó delante en la mesa de la cocina, mirándome fijamente.

–¿Y tú ahora qué quieres? –cuando estoy cansado no es que esté muy receptivo.

–Que no puedes seguir así, tío.

–¿Qué quieres decir? –lo sabía de sobra.

–No te hagas el que no sabe nada.

–Déjalo estar.

–No puedo dejarlo estar, si te mirases la cara, me entenderías. Si yo tuviera tú cara estarías igual o más preocupado que yo, Dani.

–¿Te crees que no lo intento? –pegué un golpe a la mesa. Me hice daño al ser de mármol.

–Ya sé que lo intentas, pero si vieras cómo has mordido a Adri hoy, igual le darías unas cuantas vueltas. Has pasado de subir tres videos por semana a dos al mes.

–Intentaré crear contenido a ver si me sigo distrayendo… Subiré mis entrenos de la Velada, o yo qué sé.

–Eso es lo que pide la gente. Y por cierto, sabes que a mí no me aburres, ¿verdad?

–Lo sé, Jopa.

–Entonces habla, pero no te lo guardes.

–No entiendo porque ve mis videos de Tiktok.

–Te recuerdo que eres famoso.

–Lo sé, pero me eliminó de todos lados. No le puedo ni aparecer en para ti porque… Ah, ya, por vosotros. Le debo salir en gente que quizá conozcas.

–Puede. No creo que sea porque te busque. Ella tiene una nueva pareja y tal.

–No, si buscar no me busca. No me mira la cuenta, solo depende que videos.

–Ya. ¿Cómo te sientes?

No sabía muy bien cómo responder a esa pregunta. Ni siquiera sabía cómo me sentía, lo que sentía era tan absurdamente triste que no sabía cómo describirlo.

–...Vacío.

–Joder…

–Siento que una parte importante de mi se ha ido con ella. No sabía que estar enamorado sé sentía así cuando te dejaban. Y lo de Adri, sigo sin perdonarlo. Él actúa como si nada conmigo, pero mi rencor solo ha perdurado. Sabiendo cómo de enamorado estaba aún así fue capaz. Y él era mi amigo.

–Fue horrible, más sabiendo que ella estaba borracha.

–Eso fue lo más ruin y asqueroso que podía hacer, y lo hizo. Sin ningún tipo de remordimiento –apreté el puño.

–Todos lo sabemos.

–Me genera rechazo.

–Ya…

–Si un día vuelvo a verla… no sé que voy a hacer. Creo que mi corazón saldrá de mi cuerpo por sí solo e irá con ella.

–No sabemos si la volverás a ver. Ojalá que sí, yo quiero que estéis juntos. Pero eh, las almas gemelas si se separan, vuelven a estar juntas. Pase el tiempo que pase

–Dios te oiga, hermano –sonreí. Era la primera sonrisa sincera que me salía en todo el mes–. Le dije que siempre la querría, y lo sigo haciendo.

–Creo que incluso la quieres más que antes.

–La amo.

–Lo sé, tío. Lo sé. Ven –se levantó a abrazarme.

Que suerte tenía de tenerlo.

–A ocultarle tus sentimientos a otro, a mi me lo cuentas. No voy a dejarte sufriendo solo. ¿Entendido? –me coge la cara con la mano.

–Entendido –sonreí.

Me sonrió también, y después de cenar, me fui a la cama. Quise dormirme de inmediato, pero me quedé pensando en lo que le dije a Jopa el la cocina. ¿Qué pasaría si la vuelvo a ver? Me ponía nervioso solo de pensarlo. Imaginar que cabía esa posibilidad. Aunque anhelaba con todo verla, otra parte de mi no quería. No soportaría verla y que no fuera mía.

todo por aquel viaje [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora