Sabía que secuestrar a alguien no era el camino para llegar a su corazón, pero si no tuviera que proteger a mi familia podría irme a Rusia eternamente hasta conquistar a Barcode, lamentablemente no tenía esa posibilidad, al menos no por ahora y como no estaba dispuesto a perder de nuevo al hombre que se había robado mi corazón, había actuado sin pensarlo del todo.
Mientras viajábamos de vuelta a casa, el pelinegro dormía entre mis brazos, se veía tan tranquilo que era obvio que el relajante había servido, con placer vi sus largas pestañas negras, sus pómulos marcados, su bonita piel canela, que parecía hecha de porcelana dándole el aspecto de un muñeco y sus labios, que pecaminosos y sensuales eran esos labios con cuidado los rocé con los míos, llenándome de su suavidad y calor.
Me rehusé a dejar a Barcode en brazos de alguien más, así que lo cargué yo mismo a mi cuarto, esperaba que prontamente fuera el cuarto de ambos, pero mientras el moreno no lo quisiera, sería sólo suyo, como si fuera una figura de cristal, lo desvestí y limpie su cuerpo con una toalla y agua tibia, después le puse una de mis camisas y lo tapé.
—Sólo espero que no me odies por esto muñeco, dije besando su frente y dejándolo solo, cuando llegué a mi despacho, mi hermana me esperaba con una sonrisa, con fuerza la levanté e hice girar en mis brazos, adoraba profundamente a mi princesa — ¿Me extrañaste Sammy?
—Sabes que sí, dijo ella inflando sus mejillas — ¿Quién es el muchacho, con el que subiste a tu cuarto? ¿Por qué venía dormido?
—Ese muchacho se llama Barcode y será mi marido, dije apretando su nariz —Venía dormido, porque el viaje fue largo y agotador.
— ¿Lo puedo conocer?, dijo dando saltitos a mi lado, con una sonrisa fui hasta donde estaba mi maleta y saqué el regalo que le había comprado a mi pequeña, después de darle un beso en el pelo, le entregué la cajita musical que le traje de Italia, ella la recibió y me abrazó con fuerzas —Muchas gracias, es hermosa hermano.
—Me alegra que te guste, dije caminando con ella hasta donde estaban mis padres, después de saludarlos a todos como si nada les conté que desde ahora Barcode estaría en la casa, sólo a mi padre le conté que había secuestrado al menor, esté obviamente no estaba de acuerdo, pero después de escucharme decir que no lo forzaría a nada, aceptó mi locura.
Después de eso, fui hasta el salón, prendí la chimenea y con un vaso de licor, me puse a pensar en cómo le contaría todo a Barcode, en el fondo tenía terror de que me odiara o temiera, pero trataría de que esto tuviera el mismo sentido para él, que tenía para mí.
Estaba sumido en mis pensamientos, cuando sentí los pasos descalzos de alguien acercarse, venían del ala donde estaba mi cuarto, así que no tuve que ser adivino para saber que mi muñeco había despertado, de reojo pude ver como se quedaba a unos escasos centímetros de mí, obviamente estaba nervioso y confundido, así que traté de bromear, diciéndole que me iba a desgastar si me seguía mirando así.
De ahí en más, no me perdí detalle de sus gestos cuando le contaba todo, me sorprendió de sobremanera que tratara de huir, no una sino dos veces, tuve que ponerme serio y colocar mi rostro más intimidante para que Barcode dejara de luchar, cuando se encerró nuevamente en mi cuarto, lo sentí llorar y mi corazón se encogió, con suavidad coloqué mi palma abierta en la puerta y afirmé la frente.
—Te juró que, si no tuviera la certeza de que puedo hacerte feliz y que tú me harás enormemente feliz a mí, no te estaría haciendo esto, dije en un susurro, después de eso fui a la cocina a pedir que le hicieran un buen menú al moreno, cuando estuvo todo listo, decidí mimarlo y llevarle comida a la cama, no quería que tuviera que bajar con los ojos rojos e hinchados, más cuando estaba seguro, que a él no le gustaba que lo vieran vulnerable.
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Un año para enamorarte | JeffBarcode
RomanceJeff es hijo del líder de la mafia de Bangkok, por situaciones desafortunadas su camino se cruza con un joven médico, el cual lo ayuda, sin saber que su gesto lo convertirá en la obsesión más profunda del heredero de la mafia, a tal punto que esté e...