Capítulo 18

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Un fuerte golpe atravesó mi mandíbula, haciendo que la sangre me inundara la boca y que mis dientes se soltaran, no tuve tiempo a pedir que el dolor se detuviera, cuando la punta de un zapato, dura y consistente se clavó en mis costillas sacando el aire de mis pulmones y provocando un sonido que sin ser experto, indicaba que algo se había roto dentro de mí, por inercia me coloqué en posición fetal, queriendo que esta pesadilla acabara y que el hombre grande y enojado que me estaba golpeando, se aburriera y me dejara tranquilo.

—Amor despierta, decía una voz cerca de mi oído, mientras unas manos grandes me movían, cuando abrí los ojos, tenía la boca ácida, los ojos irritados y unas enormes ganas de alejarme, de los fuertes brazos que me mantenían fijo en mi lugar.

—Suéltame, no me toques, grité mientras sentía, unas enormes ganas de vomitar.

—Muñeco soy yo, dijo con preocupación Jeff a mi lado, el mote cariñoso hizo darme cuenta, que era mi novio quien me sostenía y que sólo había tenido una mala pesadilla —Eso es bebé, estás a salvo.

En ese momento me lancé a sus brazos y me puse a llorar como un crío, no sabía lo fuerte que me había impactado volver a ver a Josh, no sé cuánto tiempo paso antes de que mi llanto cesara, pero en ningún momento Jeff dejó de acariciar y decirme que todo estaría bien.

De pronto un leve movimiento en mi vientre me hizo dirigir las manos a mi piel y abrir los ojos.

—Muñeco ¿te sientas mal? ¿vamos al médico?, dijo al ver mi rígida postura, sin contestar, tomé su masculina mano y la llevé a mi vientre, a los segundos un nuevo movimiento, llenó mis ojos de lágrimas esta vez por los motivos correctos — ¿Es mi pequeño el que se está moviendo?

Sin contestar asentí, cuando el moreno me subió la polera y acercó su rostro a mi piel, volví a llorar de emoción, con cariño llevé mis dedos a su pelo y lo acaricié, era increíble como mi pequeño se movía dentro al escuchar la voz de Jeff.

— ¿Qué sientes?, dijo el mirándome sin despegar su mejilla de mi panza.

—Como si me hubiera tragado un pescadito vivo, dije sonriendo al ver sus ojos emocionados.

—Hey bebé, es hora de que descanses, dijo con una voz tan suave, que parecía que le estaba hablando a lo más frágil del mundo —Papá está muy orgulloso de ti y de lo fuerte que estás creciendo.

Como por arte de magia, el pequeño dejo de moverse, haciendo que la sensación de tener mariposas en el estómago desapareciera —Si que es obediente tu hijo.

—No quiero que te amargues, el siente todo, yo sólo quiero que ambos estén felices y tranquilos, dijo besando mis ojos hinchados.

Asintiendo me recosté sobre su cuerpo y pase mi pierna por sus caderas, no sé en qué momento, el contacto con el castaño se había vuelto una necesidad para mí, parecía que nunca lo tenía suficientemente cerca para apagar la sed de su piel que sentía.

Me llenaba de terror amar y necesitar tanto a Jeff, pero en el fondo sabía que el jamás me dañaría, mi corazón me decía a gritos que podía confiar en él y yo estaba dispuesto a hacerlo con los ojos cerrados.

A los 2 días me encontraba en el despacho con Pond, nos habían llegado los resultados de la biopsia y estábamos en silencio. Sin atrevernos a abrir el sobre, después de tomar aire, rajé el papel y saqué las hojas, con rapidez pasé mis ojos por el cúmulo de letras buscando lo que necesitaba.

—No es cáncer Pond, dije sintiendo que un peso enorme se iba de mis hombros —Esto es muy bueno.

Mi amigo me quitó los papeles, leyendo el mismo los resultados, segundos después se puso a llorar, con los brazos cruzados en el escritorio y su cabeza descansando sobre ellos, con cariño me acerqué a su lado y lo abracé.

Un año para enamorarte | JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora