Capítulo 4

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Acariciaba los cabellos de una dormida Sammy, mientras pensaba en los últimos acontecimientos y el giro extraño que había tomado mi vida, desde que Jeff me había sacado de Italia. En la mañana todo había sido agradable, cuando fuimos de compras todo se había sentido tan natural y si bien había querido molestar al castaño, comprando mucha ropa cara, este ni siquiera se había alterado al pagar la cuenta, al contrario, al parecer disfrutaba de mi ataque de consumismo desbocado.

Una sonrisa cruzo mi rostro cuando recordé lo de las llaves, fue tan divertido sorprenderlo, aunque cuando toqué su miembro el sorprendido fui yo, sin lugar a dudas, Jeff tenía una buena herramienta entre sus pantalones, después de eso el coqueteo no había terminado de hecho nunca en mi vida me había comportado de forma tan descarada, como cuando le pedí que me secara, pero ver su mirada de burla me hizo actuar sin pensar y terminé siendo secado por sus largos dedos, mientras su rostro estaba a escasos centímetros de mi miembro, la sola imagen de ver a este gran, sexy, mandón altivo y a veces prepotente hombre arrodillado frente a mí, me calentó horrores.

La cena fue un recordatorio de que estaba bajo el cuidado de un hombre altamente peligroso, mi corazón aún golpeaba fuerte contra mi pecho al recordar al hombre apuntando a mi cabeza, en emergencia había vivido situaciones límites, pero nunca algo como esto, cuando Jeff se lanzó sobre mí para cubrirme, entendí un poco la personalidad del castaño, estaba acostumbrado a esto, por ende, quería tener el control, sobre todo, seguramente pensaba que esté era la única forma de mantener a todos a salvo.

El sonido de la llave me hizo poner rígido, cuando vi que quien entraba era Jeff me relajé, no obstante, mi preocupación volvió cuando lo vi pálido y muy ojeroso, su camisa estaba manchada con sangre, así que sin dudarlo lo llevé a la ducha y curé su herida, pese a que estaba más ido que consiente, no perdió oportunidad de coquetear conmigo, lo cual me hizo reír.

No sé por qué razón le pedí que durmiera conmigo, sin querer pensar mucho lo atribuí a mi formación médica, el castaño era un paciente y yo quería cuidarlo, cosa que hice hasta cerca de las 5 am, cuando comprobé que no tenía fiebre, me acosté a su lado, por suerte la pequeña Sammy no se movía mucho, así que no corríamos riesgo de que lastimara más a Jeff, con el olor a fresco que emanaba del cuerpo de mi acompañante me quedé dormido

Desperté con una vibración extraña en mi mejilla, tarde varios minutos en descubrir de donde provenía la extraña sensación, cuando lo hice me senté con rapidez, mirando a todos lados avergonzado, no sé en qué momento me había recostado sobre el desnudo pecho de Jeff, pero terminé durmiendo cómodamente sobre su caliente piel, por ello mientras hablaba con Sammy, su pecho producía la suave vibración que me hizo despertar.

Buenos días muñeco, dijo el con una hermosa sonrisa, su semblante se veía mucho mejor que ayer.

— ¿Cómo te sientes?, dije acercándome a mirar su herida, la cual se veía menos inflamada que ayer.

—Mucho mejor después de despertar contigo sobre mí, dijo apretando mi mejilla, con vergüenza miré a la pequeña Sammy que sólo sonreía —Por cierto ¿no eras neurocirujano?

—Lo soy, dije enarcando una de mis cejas — ¿Por qué lo preguntas?

—Es sólo que, eres muy bueno curando heridas de balas, dijo mirando su hombro.

Solté una risa por su pensamiento —Pasé por urgencias Jeff, me especialicé después, pero obviamente se curar una herida.

—Después de desayunar, ¿podrías revisar a alguien?, dijo mordiendo su labio.

— ¿Quién está herido?, dije preocupado mirándolo.

—Esperemos que nadie muñeco, cuando bajemos te contaré todo, dijo poniéndose de pie, cuando lo vi con la intención de meterse a la ducha, lo detuve —No puedes mojar la herida.

Un año para enamorarte | JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora