— Pam no te desarmes las trenzas, dije viendo sus negros y largos cabellos desordenados, con cuidado cepillé sus suaves hebras y armé las trenzas de nuevo — No desordenes tu peinado.
— Mami tengo hambre, dijo mi pequeño bebé, llegando a mis brazos con cariño lo cargué y llevé a la cocina, donde le di medio plátano y lo dejé sentado en un taburete frente a mí.
— Kimhan es hora de que vengas a desayunar, grité dándole comida a Moon y a Star, con rapidez saqué los panqueques del sartén y los puse en el plato, tomé a Shawn y lo senté en la mesa — Pam ¿Dónde estás?
— Aquí viene la princesa de la casa, dijo Jeff que venía del segundo piso, con la pequeña revoltosa que teníamos por hija, la sentó al lado de su hermano y él ocupó su lugar en la mesa.
Cuando vi bajar a mi pequeño Kimhan, mis ojos se llenaron de lágrimas. Hoy era su primer día de clases y se veía hermoso en su uniforme escolar, con seis años era un chico bastante alto para su edad, tenía los cabellos castaños y medios largos, igual que los de Jeff, de hecho, todo en Kimhan era como su padre, desde su sonrisa a los gestos, salvo sus ojos esos eran igual a los míos.
— Te ves hermoso, dije abriendo los brazos para que se refugiara en ellos, él sin dudarlo corrió a mi encuentro y escondió su cabeza en mi cuello, refregando su cara en mi piel, como cuando era un bebé — ¿Estás listo para tu primer día?
— Estoy nervioso mami, dijo el juntando sus manos — ¿Qué tal si no hago amigos?
— Tendrás muchos amigos amor, dije cargándolo en brazos y sentándolo en mis piernas — Eres un buen niño, de seguro tendrás muchos amiguitos.
— ¿Me irás a buscar a la salida?, dijo mordiendo su labio.
— Claro cielo, dije besando su frente y sentándolo a mi lado — Desayuna ahora que se nos hace tarde.
Con placer vi a mi familia, todos conversaban mientras comían, Shawn y Pam tenían dos años y eran como el día y la noche, mientras la pequeña era un remolino de amor y energía, mi pequeño era tranquilo y a veces taciturno, ambos eran físicamente muy parecidos, con la diferencia de que Pam era más alta que Shawn, al menos unos centímetros, también era más extrovertida y berrinchuda.
Jeff les cortaba el dulce panqueque a los pequeños, mientras Kimhan bebía un vaso de leche con chocolate y yo sólo podía mirarlos con orgullo y mucho amor, había cambiado tanto mi vida con la llegada de mis hijos, que jamás lo hubiera imaginado y era enormemente feliz, ahora sólo trabajaba un día a la semana y me dedicaba simplemente a operar, los otros días los pasaba cuidando a mis pequeños demonios.
— Ve a lavarte los dientes Kimhan, dije viendo que había terminado de comer — Vamos Shawn, a limpiar esos dientes.
— Yo llevó a la princesa de papá, dijo Jeff cargándola, mientras estábamos todos en el baño, me reía viendo como hasta de lavar los dientes, hacían un despelote de agua y espuma dental, cuando por fin estuvieron listos, les coloqué el abrigo a cada uno y el castaño los acomodó en el auto, a los mellizos en sus sillas y a Kimhan en su asiento con su cinturón de seguridad respectivo.
Revisando que la mochila de Kimhan tuviera todo, incluida sus colaciones y almuerzo, me subí al auto, el cual habíamos cambiado por uno familiar, más cómodo y seguro, hace más de un año.
Llegamos al colegio y entramos a dejar a Kimhan a su salón, Jeff llevaba a los mellizos, uno en cada mano y yo caminaba al lado de mi hijo mayor, el cual estaba nervioso y asustado, pero empoderándose de su rol de hermano mayor, se mostraba sereno y seguro, sólo yo que conocía a mi pollo como la palma de mi mano, podía ver a través de su velo de fingida seguridad, su real estado de ánimo.
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Un año para enamorarte | JeffBarcode
RomansaJeff es hijo del líder de la mafia de Bangkok, por situaciones desafortunadas su camino se cruza con un joven médico, el cual lo ayuda, sin saber que su gesto lo convertirá en la obsesión más profunda del heredero de la mafia, a tal punto que esté e...