Capítulo 22

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Debí saber que ella no había cambiado nada, debí haber tomado a mi hombre e hijo y salir a un hotel cuando miró a mi pequeño como si fuera uno de sus perros de competencia.

Odiaba ver a Jeff tenso y alerta, más cuando llevaba unos días feliz y tranquilo, sin embargo, ahora hasta para tocarme tenía cuidado y detestaba eso, más cuando sabía lo importante que era el contacto físico para él.

— Pensé que lo tuyo sería sólo una etapa de rebeldía juvenil, dijo mi tía sentándose a mi lado — Pero viéndote con un niño, parece que me equivoqué.

— El que me gusten las pollas, no fue una crisis juvenil tía, dije disfrutando de su ceño fruncido — Yo no critico tu fascinación por dormir con jovencitos, así que no debieras criticar la mía de compartir mi cama con un hombre.

— ¿En qué momento te volviste tan vulgar Tinnasit?, dijo ella con un tono que era capaz de helar la sangre — Tu abuelo moriría si estuviera vivo, eres una vergüenza, si tu madre se hubiera casado con un ruso, tendrías una conducta distinta, tu padre es un blando y es culpable de tu conducta desviada.

— Siguiendo tu teoría, mis abuelos deben ser culpables de seas una asalta cunas ¿verdad?, dije endureciendo mi mirada, no retrocedería ante su conducta, yo ya no era un crío temeroso que buscaba aceptación — Deberías usar esa educación, de la que tanto te jactas y ser más cordial, recuerda que estas de visita en mi casa.

Sin querer escuchar su réplica, me puse de pie y caminé al cuarto donde Jeff había llevado a dormir a nuestro hijo, cuando lo vi durmiendo con su torso desnudo y el pequeño Kimhan sobre su pecho, me di cuenta que efectivamente ya no era ese crío, ya que, ahora tenía una familia que amaba y me amaba de vuelta, ya no necesitaba la aceptación de nadie, porque frente a mi dormían las únicas dos personas a las cuales complacería de por vida. Desprendiéndome de mi ropa, me acosté al lado de mis dos hombres y con la calidez de sus cuerpos me quedé dormido, con la certeza de que estaba en el lugar correcto.

Desperté con la boca de mi pequeño succionando mi pecho, con una sonrisa vi que había despertado y solito había buscado su fuente de alimento, seguro en la noche Jeff lo había colocado en mi costado y el pequeño que era un zorro astuto como su padre, había aprovechado su nueva postura para asaltarme mientras dormía y empezar a saciar su hambre.

— Eres un pillo Kimhan, un digno hijo de tu padre, dije acariciando sus mejillas — Eres precioso, mi pedacito de cielo.

— ¿Debo estar celoso de que estés diciéndole a otro hombre que es precioso?, dijo la voz de Jeff a mi espalda, acompañado de sus manos que se aferraron a mi cintura mientras se pegaba a mi espalda.

— Es que lo has visto, este pequeño es el más guapo del barrio, dije riendo de sus ocurrencias.

— Nos quedó lindo ¿verdad?, dijo el castaño besando mi mejilla — Creo que soy un buen semental.

— Eres un idiota, dije riendo por su comentario, Jeff era un maldito buen semental — ¿Tienes hambre?

— Un poco, la cena de ayer estuvo liviana, dijo refregando su pelvis en mi trasero, dejándome sentir, su erección mañanera — Serías un buen aperitivo para saciar mi hambre.

— No puedo creer que me estés embistiendo, mientras alimento a tu hijo, dije sin poder quitar el tono risueño de mi voz.

— Cualquier momento es bueno para embestirte muñeco, dijo mordiendo mi hombro desnudo — ¿Crees que podemos ir a dar una vuelta hoy?

— Me encantaría, dije anhelando el poder alejarme de mi tía por un par de horas — Pero está nevando muy fuerte, así que es mejor que nos quedemos en casa.

Un año para enamorarte | JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora