Capítulo 8

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—Mas fuerte Jeff... ahhhh, gemía en el oído del castaño, mientras bombeaba con rapidez dentro de mí, su larga y gruesa longitud me estiraba con maestría, haciendo que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran, mi corazón latiera con fuerza y mis músculos cedieran ante la fuerza y experiencia de mi amante.

Era tan fácil perderme entre el cúmulo de sensaciones que invadían mi cuerpo cuando me tomaba, fuera de lo placentero que era, también me sentía protegido, admirado, venerado y lo que me venía dando vueltas estos últimos días, en brazos de Jeff me sentía muy amado.

Un movimiento de sus caderas me hizo salir de mis pensamientos y centrarme sólo en el placer, que me daba cuando con su miembro tocaba mi próstata, el sonido de nuestros gemidos y de nuestros cuerpos chocando, era lo único que invadía el despacho de Jeff, de hecho, era el único sonido que invadía la oscura y silenciosa noche desde que habíamos dejado fluir nuestros deseos.

—Estoy cerca Jeff, dije queriendo girar mi cuerpo, para ver sus expresiones cuando alcanzara el orgasmo —Déjame voltear.

Con suavidad salió de mí y dejó que afirmara la espalda en su escritorio, el cual, debido a sus embestidas, estaba todo desordenado, con satisfacción vi como una de las venas de su cuello se marcaba debido al ejercicio que llevábamos teniendo, hace cerca de una hora, Jeff tenía un rendimiento envidiable y era muy bueno en los juegos previos.

Su mandíbula masculina, estaba tensa y sus dientes apretados, sus ojos brillaban y sus manos perfectas, de venas sensuales y varoniles, sujetaban mis caderas con seguridad.

Se volvió a enterrar en mí y esta vez no pude mantener los ojos abiertos, el placer era tan fuerte, que hacía encoger mis dedos y sentir escalofríos, un leve mordisco en mi hombro, fue suficiente para dejarme ir, múltiples colores invadieron mi mundo de oscuridad, mi cabeza explotó y todo mi cuerpo tembló en los brazos de Jeff, nunca había sentido tanta intensidad al alcanzar la cúspide.

Dosestocadas más y el castaño se vino dentro de mí, sentir su calidez me hizogemir de nuevo, después de unos segundos abrí los ojos —Mierda Jeff, no ocupamos condón.

—Si lo hicimos, dijo aún acostado sobre mi pecho, en un tono de voz lento y suave.

—La primera vez de esta noche sí, dije apretando mis paredes internas, para demostrar mi punto —Esta segunda vez no.

—Estoy limpio muñeco, dijo besando mi cuello —Nunca he dormido con nadie sin condón, sólo tú me haces perder tanto la cordura, al punto de no recordar usarlo.

Con una sonrisa abracé su cuerpo, con cuidado miré un calendario que estaba sobre el escritorio y vi que no estaba en mis días fértiles, no obstante mañana igual tomaría una pastilla, no podía darme el lujo de salir embarazado, no cuando aún no tenía del todo claro que sentía por el castaño, ni el nivel de nuestra relación, es decir es obvio que me volvía loco, de hecho desde la primera vez que habíamos tenido sexo, habían pasado casi tres semanas y habíamos follado todos los días sin descanso, incluso algunas jornadas como la de hoy, habíamos tenido sexo más de una vez.

Nunca pensé sentirme como un adolescente hormonal, pero deseaba a Jeff de todas las formas posibles, y no ayudaba en nada, que el castaño tuviera una libido tan alto, hacía falta un roce de nuestros cuerpos, una mirada sugerente o una simple palabra susurrada en el tono adecuado, para que el dulce Jeff, se transformará en una bestia y me empotrara contra la pared, un mueble, el auto, o cualquier superficie que le sirviera para hacerme suyo.

—Eres maravillosamente mío Barcode, dijo saliendo de mí y dejándome vacío, era increíble la posesividad del castaño, desde que habíamos follado había aumentado considerablemente, no pasaba día en que no me dijera lo mucho que me amaba y cuanto le pertenecía — ¿Cómo es posible que el sexo entre los dos se ponga cada vez mejor?

Un año para enamorarte | JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora