Capítulo 38: Héroe.

6.8K 586 26
                                    

Boris aplaudió y comenzó a avanzar.

—Debo admitir que no esperaba que llegaras tan lejos, mentira. De hecho, despejé todo el camino para encontrarlos aquí con sus caritas de idiotas creyendo que iban a escapar. —Soltó una risa y sus acompañantes nos apuntaron con sus armas—. También quiero reconocer, que has sido muy valiente niñita, ahora dudo que realmente seas la pareja de...

Una bala silenció sus palabras.

Dmitry me tomó de la mano y me colocó detrás de él.

—Es Ibai, vino por nosotros —le susurré a mi compañero.

—Boris era lo único que los mantenía con vida —comentó otro hombre avanzando hacia nosotros.

—No fuimos nosotros —declaré retrocediendo.

—Eso es un detalle que a nadie le importa. —El desconocido levantó su arma y otro sonido de bala se escuchó. El hombre cayó al suelo y se apoyó sobre uno de sus hombros—. ¿Qué esperan? Los quiero muertos.

Dmitry y yo nos miramos por una fracción de segundo. Evidentemente, no éramos más rápido que una bala, pero contábamos con que las personas detrás de nosotros nos mantuvieran con vida.

El caos se desató sobre nosotros, balas iban, balas venían. Así que comenzamos a correr.

Ambos nos desplazábamos con rapidez, manteniendo la cabeza agachas, nuestras manos se sujetaban con fuerza y la meta se alzaba ante nosotros. Estábamos cerca de cruzar la puerta de madera cuando Dmitry cayó al suelo; mis piernas se enredaron y caí junto a él.

—¿Qué te pasó? —pregunté arrodillándome. Abrí los ojos cuando vi su hombro mancharse de sangre.

—Sobreviviré, debemos continuar —dijo él poniéndose de pie. Intenté ayudarlo, pero alguien me tomó del cabello, golpeó a Dmitry en la cabeza y me tiró al suelo.

—Aquí estás —murmuró el hombre que nos amenazó al principio.

—Déjame ir, ¿no te das cuenta de que ya perdiste? —manifesté viendo como Dmitry se retorcía.

—Esto solo termina con mi muerte —alegó el hombre.

—¿Morir, por dinero?

—No es el dinero, es poder. Mi padre sabía que él preferiría matarlo antes de pagar y no se equivocó.

—¿Por qué siempre le llaman él? ¿Tanto le temen? —indagué, desconcertada.

—Es un hombre influyente y se debe tener cuidado al decir su nombre —reconoció el hombre.

Fruncí el ceño, Ibai no parecía encajar con esa descripción, pero todas mis preguntas dejaron mi mente cuando el arma del desconocido se puso sobre mi cabeza.

—¿Prefieres en la boca o en la cabeza? —preguntó el hombre con una sonrisa macabra en sus labios.

—Ella te prefiere muerto —comentó una voz y sin dar tiempo a reaccionar jaló del gatillo.

Grité y cerré los ojos cuando la sangre manchó mi cara. Sentí como el pesado cuerpo caía a un lado del mío y unas manos firmes me ponían de pie.

—¿Estás bien? —indagó mi salvador.

Abrí los ojos solo para confirmar que se trataba de Gregor y no de Ibai quien estaba parado frente a mí.

—Me he lastimado el pie —susurré pasando las manos por mi cara en un intento de limpiar mi rostro.

—Eso tiene arreglo —comentó él serio.

Romance IndecenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora