Capitulo 2.1 Comienzo

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Me había despertado con un gran dolor de cabeza, no había pegado el ojo en toda la noche.

Hoy no era uno de esos días malos. Mi cuerpo se rompía cómo el cristal y mi cabeza en algún momento iba a estallar, me sentía oxidada.

El cielo se habría teñido de un gris frío, otra vez iba a llover. Me levante de la cama sin energías. Tomé la ducha que tanto había esperado y me prepare para bajar.

El recorrido del pasillo hasta las escaleras parecía eterno, pero pude pasarlos sin algún problema.

La mesa ya estaba puesta cuando llegué, pero aún no había señales de Nat o el Señor Robert en el lugar. Mire uno de los sofás con tentación, el cansancio no desaparecía y lo único que podía hacer era esperar.

"Solo cerraré los ojos". Repeti varias veces en mi cabeza para recostarme en los sillones. El sueño invadió mi cuerpo por algunos minutos.

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—Hey.—Escuché algunos susurros, mis ojos comenzaron a abrirse lentamente.—Ja, parece que la bella durmiente despertó.

Me tomó algunos segundos adaptarme a la situación. Me levante de los sillones algo incómoda mirando a todos lados. No entendía nada.

—¿Dormiste bien?.—Preguntó el pelirrojo.

—¿De que hablas?.—Dije malhumorada.

—¿No lo recuerdas?.—Nat rió.—Fui a buscarte en tu cuarto hace algunos minutos. Y parece que decidiste dormir aquí abajo.

—No.—Lo miré confundida.—Solo cerré los ojos y...

—Está bien.—Sonrió. Sus ojos no dudaron en examinarme.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?.—Intente ponerme de pie.

—No mucho. ¿Algunos cuarenta minutos?.

—¡¿Cuarenta minutos?!.—Lo miré sorprendida.

—¿Enserió que dormiste?.—Él chico me miro confundido.—Te vez demasiado exhausta.

—Estoy bien.—Intente mirarlo con calma.—¿Dónde esta el señor Robert?.

—Preparando el desayuno. No creo que tarde.—Él chico afirmó mientras seguía mirándome.—Oye... No es por ofenderte, pero... ¿No crees que te vestiste un poco informal?.

—¿Estás diciendo que me vestí mal?.

—Claro que no.—Nat negó nervioso.—Pero no vamos a un entierro y tú no sueles vestirte así.

—La ropa no importa ahora.—Sonreí sarcástica.—¿Sabes con quien vamos a encontrarnos?.

—Todavía no. Pero se que iremos solos a la tercera base.

—¿Solos?.—Miré a Nat confundida.—¿No iría la primera unidad con nosotros?.

—No.

—¿Porqué no me lo dijiste?.—Dije molesta.

—Por eso y porque sabía perfectamente que te negarías.—Nat sonrió.—También le prometí a Violet y Oliver no contarte hasta hoy.

—Claro. Cómo digas...—Lo miré aún molesta.

—Ya olvídalo.—Nat rió.—¿Vamos a desayunar?. Muero de hambre y se que tú también.

—Bien.

Nat y yo nos dirigimos al comedor con algo de prisa. Ya era tarde y no podíamos llegar a cualquier hora con los chicos.

Después de comer, recogimos y limpiamos la mesa en un par de minutos. Sin perder tiempo, salimos como pudimos de la casa.

—Vamos tarde, como siempre.—Nat reprochaba en el auto.

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