Room (Capitulo retrospectivo)

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Capitulo retrospectivo: Se centra en narrar eventos pasados después de que ya hemos visto las consecuencias de estos eventos en la narrativa principal.

Este capitulo explica el porqué Emma perdió la confianza en Nat. No es necesario leerlo para entender la trama y esta no afecta en su avance.

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—¿Y bien?.—Pregunto el pelirrojo mientras se sentaba en su cama.—¿Cómo te fue con los otros chicos?.

—¿Los otros chicos?.—Pensé algunos segundos en su pregunta.

Hace algunos días Norman había tomado la decisión de separar el grupo en pequeñas subunidades para trabajar y comunicarnos en nuestros tiempos libres.

Se podría decir que era una pequeña distracción para los chicos, mientras yo y Minerva estudiábamos más sobre el caso de demonios sueltos, el resto del equipo podía seguir resolviendo algunos problemas que surgían en el camino.

—Pues... me fue genial.—Respondí para cepillar mi cabello.

—No suenas segura.—Sonrió.—Admítelo, es difícil estar con ellos.

—Talvez tengas razón, pero no estas ni cerca de acertar.—Lo miré para también sentarme en la orilla de mi cama.—¿Y tú?. ¿Cómo te fue con tu equipo?.

—Bueno, no me fue mal.—Respondió algo animado.—Supongo que ya les agrado.

—¿Agradarles?, ¿no les agradabas ya?.—Bromee mientras que el chico solo me aventó una almohada.

—Me refiero a qué...—Suspiro para mirarme.—Ya puedo relacionarme mejor con ellos.

—¿Por ejemplo?.

—Por ejemplo...—Nat pensó por algunos minutos, yo solo esperé su grandiosa respuesta.—Ya no tenemos esos choques de ideas que teníamos antes.

—¿Con ideas te refieres a los...?

—Si, a los...—Me interrumpió para susurrar la última palabra.—Demonios.

—Vaya, ¿y por qué crees que eso ya no sea un problema?.—Pregunte algo sorprendida ante aquella revelación.

—Verás, estuvimos compartiendo algunas ideas y... Llegamos a la conclusión de que talvez el genocidio pudo haber sido de buen impacto para nosotros.

—¿Qué?.—Me quedé helada al escucharlo. Intentando procesar cada afirmación que salía de sus labios.—¿De buen impacto?.

—Cincuenta y cincuenta.—Intento argumentarse.—Míralo de este lado, el genocidio fue bueno para eliminar a todo las razas que no nos beneficiaban.

—¿Y qué raza se supone que no nos beneficiaba?.

—Están los demonios furtivos, los de granja, domesticados y los salvajes, ¿no?.

—Ya, pero si sabes que para Norman y las otras personas los demonios siguen siendo lo que "son", ¿no?. No importa que sean, solo quieren verlos muertos.

—En eso tienes razón, pero, estuvimos platicando sobre ese tema a fondo y... ¿Enserió habría existido la posibilidad de que alguno de ellos nos hubiera ayudado sin pensar comernos?.—Nat habló nervioso para evitar mi mirada, yo solo suspire.

—Estaban los demonios paganos en ese entonces.—Respondí tajante.—Algunos sabían que podían llegar a ser tan inteligentes como los furtivos. Sin contar que... teníamos el respaldo de algunos demonios.

—Sí, contábamos con su ayuda, sin embargo, no significa que en algún momento hayan podido traicionarnos, como Sonju y...

—¿Sonju y quien?.—Intente no elevar la voz.—¿Mujika?. No puedo creerlo.—Comenté incrédula para levantarme.

—Tú lo sabías perfectamente Emma.—Respondió firme.—Sabías que en algún momento sus instintos serían más fuertes que sus creencias. Y Sonju siempre fue el ejemplo de eso.

—¿Ejemplo?, lo de Sonju era un deseo, pero jamás fue su instinto. En ningún momento llegó a hacernos daño o traicionarnos cuando nos salvó. Ni él, ni Mujika. Sin ellos jamás hubiéramos sobrevivido. Así que no vuelvas a rebajarlo o él ni a nadie de esa manera.

El cuarto se quedó en silencio, Nat y yo solo nos habíamos mirado por algunos minutos. Me queda quieta y le di la espalda ante aquella conversación extraña.

Suspire y pensé por algunos segundos, ¿Nat realmente habría creído todo eso?.

Tomé mi frente incrédula, todo lo que habíamos pasado, todo lo que habíamos defendido no servía de nada si mi otra parte comenzaba a ser persuadido por los causantes de todo este problema.

Intente controlarme al igual que el pelirrojo, este rompió con aquel silencio pesado e incómodo.

—Es mi culpa.—Suspiro.—Sabía que no podía contarte esto.

—No lo es. Ambos tenemos puntos de vista diferente.—Voltee a mirarlo.—No tengo por qué enfadarme ante tus palabras. Solo me tomó desprevenida... Pero me alegro de que seas más apegado a los chicos.

Mis ojos siguieron clavados en él, no pudo mencionar alguna otra palabra porque no lo deje. En silencio me dirigí hacia el interruptor de la luz y lo apagué.

—Será mejor dormir ya.—Me metí en la cama para envolverme con las sábanas. Intentando sonar cálida ante mis palabras.—Tenemos un gran día mañana.

—Tienes razón.—Nat respondió algo apático.—Descansa.

—Descansa también.

El silencio volvió a envolvernos, solo cerré mis ojos intentando olvidar aquella conversación.

El Mundo del Neverland | The Promised Neverland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora