Capitulo 3.4 Oh again

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—¿Qué tal?.—El señor Robert entonó algo concentrado.

—Le está quedando bien.—Le respondí para sonreírle.—Aunque, ¿no crees que ya son muchos tulipanes?.

—Mírate a ti, toda tu canasta se llenó de girasoles.—Rio para aplicar algunos fertilizantes en sus plantas.

Ya había pasado una semana desde que había llegado al hogar del señor Robert. Ambos nos encontrábamos cuidando de su pequeño jardín de flores mientras que la sopa de verdura se terminaba de cocer.

Mi estancia en aquel lugar era demasiado agradable y tranquila, realmente estaba gozando de ese descanso que me había prohibido tener durante años.

—¿Hueles eso?.—El mayor me miró. Yo negué.—La sopa está lista. Cuida de los lirios, yo prepararé la mesa del patio.

—Lo haré.—Exclame para seguir ordenando algunas cosas.

Mi vida desde entonces había tomado rumbos muy diferentes. Y aunque sabía que no tenía que adaptarme tanto, aún seguía con mi pequeña investigación.

La biblioteca del lugar era algo reducida, pero útil, la mitad de libros me ayudaban a entender la metodología de los demonios y otros me ayudaban a descifrar las tantas lenguas que tenían.

Y con ayuda del señor Robert, todo comenzaba a salir como lo habría estado planeando. Hoy era el día indicado para dar el siguiente paso.

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—¿Y qué tal sabe la sopa?.—Preguntó el señor Robert para tomar una cucharada de esta.

—Deliciosa, usted si sabe el significado de cocinar.—Reí para tomar un bocado apetitoso de la sopa.

—Lo tomaré como un gran cumplido.—El hombre sonrió.—Oh, quería preguntarte. ¿Cómo sigues con tu investigación?.

—Realmente va bien, aunque siempre me guía a un punto específico.—Afirme para mirar el campo.

El señor Robert había sido la primera persona en escuchar sobre mi investigación. La primera persona en la que me acerque para pedir ayuda.

Él lo sabía todo, sobre los demonios, la señora Ichijō, los libros, las investigaciones, entre otras cosas. Todo lo que yo mantenía en secreto, él también lo guardaba.

—¿Un punto específico?, ¿estás segura de eso?.—Me miró para seguir comiendo.—¿Hiciste una investigación antes?.

—Lo hice.—Afirme segura.—Hice todo lo que me dijo. Y aun así, todo me guía a lo mismo.

—¿La aldea de demonios?.

—El cuartel general.

Al pronunciar aquellas palabras hizo que el señor Robert me lanzará una mirada de confusión e incredulidad, intentando no ahogarse con la comida.

—¿Escuché bien?.—Tocio ante la sorpresa, yo solo le ofrecí una servilleta.—¿El cuartel general?.

—Usted lo sabe, en ninguna base habrá tanta información como en aquel lugar. Todas las respuestas están ahí. Y usted lo sabe.

—No creo que sea una buena idea.

—¿Por qué?. ¿Por qué no hay algo que pueda ayudarme?, ¿por qué el plan no tiene sentido?.—Agudice mi mirada.

—Por qué están derrumbando el lugar.—Contesto dócil.—Aparte, no te permiten la entrada sin alguna identificación, o si no trabajas para los jefes.

—¿Derrumbar el lugar?, ¿por qué razón?.

—Supongo que a los señores no les servía el lugar o no querían conservarlo más.

El Mundo del Neverland | The Promised Neverland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora