Capítulo Cuatro

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Sus manos sudorosas se pasan una encima de la otra en su regazo, muerde su labio inferior con nerviosismo mientras su rostro está cabizbajo. De vez en cuando se atreve a levantar ligeramente la vista pero cuando se topa con aquella mirada filosa llena de disgusto, se encoge como un pequeño gatito y vuelve a bajar la cabeza.

Su corazón late tan descontrolado como si estuviese realizando un maratón. Cansado, abatido y adolorido.

Al final, luego de tanto suspenso por varios segundos que se sintieron mortales y eternos para nuestro pobre hombre, por fin una sonrisa adornó los belfos femeninos.

—Por fin sirves para algo —arrojó y rueda los ojos con fastidio mientras su mano sostiene el celular, el cual acaba de revisar la cuenta de banco. Wonwoo le mandó dinero, fue más rápido de lo que pensó y aquello de pronto le preocupó —¿Te lo descontarán de tu sueldo el siguiente mes?

Wonwoo se muerde el labio inferior ansioso. Se atreve a levantar la vista sintiendo aquellos ojos como dos cuchillos que se clavan en su alma.

—N-No... —mintió sintiendo como su garganta se seca haciendo difícil arrastrar las palabras consigo —E-Es un bono p-por mi trabajo...

Ella al escucharlo asiente ligeramente y su sonrisa vuelve. —Oh, lo estás haciendo perfecto, así es como debería de ser —luego de soltar aquel halago no le dijo nada más a su esposo y entró a su habitación.

Wonwoo se sintió cálido al escuchar sus palabras. «¿Lo hice bien?» se preguntó con ilusión, una que no duró mucho ya que toda la cortina se derrumbó en el instante en que recordó de donde consiguió el dinero.

Esa mañana había despertado en el apartamento de Kim Mingyu y sin querer terminó soltando una mentira que dejó secuelas regadas.

Por mas que rechazó y rechazó recibir el dinero, le terminó transfiriendo una cantidad inimaginable a su cuenta bancaria sin avisarle, le pasó tanto dinero como para comprar una o dos casas. Quiso ir a negarselo y estuvo a punto de devolverlo todo pero, al no saber su cuenta de banco se quedó ahí y desvergonzadamente tomó un poco, solo un poco para dárselo a su esposa para así, poder volver a entrar a su casa.

La hizo feliz a costa de un dinero que no es suyo. Le mintió a su jefe de unos prestamistas abusadores inexistentes.

Quiere que la tierra lo trague y lo escupa en el infierno debido a todas las mentiras que se van acumulando en su lengua.

Duele, duele tanto que quema y perfora su alma, volviendo en cenizas cualquier calma que existía en su cuerpo.



«Soy una mala persona»


Sus ojos se acumularon de lágrimas.

«Realmente no sirvo para nada»


Se tragó el nudo de su garganta mientras pasa las palmas de sus manos por su rostro, temiendo soltar una lágrima y sea visto por Minji.

Ámame, al menos por un Instante - Meanie [Seventeen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora