Capítulo Diez

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El agua caliente cae contra su cuerpo produciendole paz y calor. Disfruta del sentimiento y de la relajación que le causa. La noche anterior no se sintió nada bien. Sus párpados pesan y los músculos de sus hombros duelen.

Al terminar apagó el grifo y tomó una toalla para secarse el cuerpo. Suelta un suspiro cansador, no se siente muy bien que digamos.

Enrolla la toalla por su cintura y sale de la ducha. En ese instante sintió que vio algo negro y pequeño en alguna esquina, igual a una cámara, pero fue de un vistazo rápido y de inmediato soltó un grito. Se apoya en la pared y cae contra el suelo abrazando su cuerpo, intentando esconderse.

—¿¡Qué pasó, Han!? —un exclamo afuera suena preocupado más golpes insistentes contra la puerta. Pero nada hizo entrar a sus cabales al rubio, quien no respondió y solo mantuvo su cabeza entre las piernas, temblando. —Voy a entrar, así que no te quejes si te veo, ¿Si? —al no conseguir respuesta, abrió la puerta y lo busca hasta conseguirlo encerrado a si mismo en una esquina. Su corazón se puso pequeño al verlo tan indefenso e inestable.

Es la primera vez en su vida que ve aquella faceta del menor, está acostumbrado a ver sus hermosas sonrisas falsas, sus dulces palabras aunque a veces sea hipocresía, su genuina ironía, su espontaneidad y seguridad con su trabajo. Acostumbra a ver sus mieles ojos incendiarse con rabia cada vez que algo le molesta, mayormente venido de él por mandar a cambiar su trabajo. Es un chico de apariencia dulce pero corazón fuerte.

Verlo caer con miedo y desesperación, es algo tan impropio de él, logrando asustar el corazón de Hong, quien supo que la situación sobrepasa su fuerza.

Se acercó con lentitud temiendo asustarlo y se puso se cuclillas en frente. Al no recibir reacción alguna, escuchando solo aquellos pequeños y agudos sollozos, extendió su palma y le dejó caer en aquella cabellera húmeda. Le propicia caricias, de manera delicada.

Teme lastimarlo aún más. Teme asustarlo o romperlo. Teme que no sea capaz de ser el mismo Han de siempre.

—No pasa nada.

—H-Hay u-una c-cámara —soltó con inestabilidad.

—¿Dónde? Dime dónde está.

Han alzó la vista y con su mano temblorosa señaló un punto perdido entre el espejo y lavamanos.

Joshua lo sigue con la mirada, no encontrando nada. —No lo veo.

—E-Estaba... E-Estaba ahí... —murmura ansioso. Esta seguro de que lo vio entonces ¿Por qué no parece haber nada ahí?

Se muerde el labio inferior con impotencia, sintiéndose al borde del colapso. «Estoy loco, me he vuelto loco»

Joshua como si entendiera sus alborotados sentimientos, lo abrazó. Pasó sus brazos por su cuerpo y dejó que su cabecita se apoye en su pecho.

Ámame, al menos por un Instante - Meanie [Seventeen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora