Capítulo Once

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Mientras un pequeño niño duerme recostado entre sábanas blancas dentro de una pálida habitación, su progenitor se haya sentado en una silla enfrente mientras toma las manos del menor, aferrándose a ellas.

Todo entre aquellas cuatro paredes está sumido en un profundo silencio. Una papelera en una esquina con diversos envases de plásticos vacíos, los estantes llenos de todo tipo de producto necesario para pasar la noche ahí y hasta dos más por si acaso.

Su jefe Kim fue todo un amor durante el día empezando por el hecho de que le donó sangre a su hijo por voluntad propia. Luego de ello, se desapareció y creyó que se había marchado hasta que volvió con diversas bolsas, les compró ropa para cambiarse e inclusive zapatos, compró comida y snacks deliciosos que su pequeño degusto con emoción, trajo una colcha para que Lee duerma cómodo junto a su hijo.

Ver la escena de ambos jugando, de como Mingyu le enseñaba al pequeño a jugar una divertida aplicación en su celular, explicándole con calma y paciencia, con tanta dulzura como si quisiera tanto su hijo como él hizo que pensara en Minji y su actitud. No recuerda la última vez que ella trató con tanta calma a su hijo.

Desde que nació, le contrató una niñera que se quedaba las 24 horas con ellos de lunes a viernes. Su mujer no hacía nada debido a sus sesiones de modelaje. Incluso, ella no lo amamantó, desde el principio usaron fórmula para no arruinar su bello cuerpo delgado con pechos firmes. La entendió, siempre la entendió y apoyó.

Pensó que tal vez, no todas las madres son tan apegadas con sus hijos. Ella es una mujer que trabaja y sale, tiene una vida. Nunca dudó de ella y del trato hacia su hijo hasta que vió a Mingyu esa misma tarde.

Si él puede tratar con tanta paciencia y dulzura a su hijo ¿Por qué no ella que es la madre?

¿Una madre no debería estar atento a su hijo?

Wonwoo se resignó a llamarla a ella y a los progenitores fantasmas y ninguno de ellos ae digno a devolverle la llamada.

¿No sé preocupan? ¿Los llamo casi treinta veces y nada?

Son las diez de la noche, su pareja debe de estar en casa y no se ha preocupado ni siquiera por la falta de su hijo cuando Mingyu siendo un extraño corrió mil veces hacia todos los lados por él, dando todo de si y conmoviendo su corazón de sobremanera.

¿Está mal compararlos?

De pronto, una llamada telefónica lo sobresalta. Rápidamente baja el volumen de su celular y chequea a su hijo, aliviado de que siga su sueño intacto, suspira. Luego baja la vista y ve de quién se trata.

Minji.

Se levantó y salió de la habitación, cerrando con sumo cuidado la puerta.

Si es sincero no tiene ánimo de hablarle, se siente profundamente decepcionado y triste, incluso un tanto enojado. Sooyoung es su hijo, ¿Dónde está su responsabilidad como madre?

Ámame, al menos por un Instante - Meanie [Seventeen] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora