51.- SE ACABO

175 16 4
                                    

-T-tú, ¿P-por qué?

En este 'vacío' podían verse en sus cuerpos reales, fue extraño moverse, no podía sentir su cuerpo, pero si verlo, de alguna manera, 'Concéntrate' se dijo. La chica frente a ella estaba asustada y si lograba despertarse perdería la conexión.

-¿Aún quieres quedarte?, -pregunto tranquila.

Maximiliam aun no confiaba en ella, no del todo, había pasado semanas sintiéndose perseguida por esta persona que ahora se presentaba con un aura diferente, no quería volver, ¿a que volvería? A que su padre la siguiera golpeando, a vivir con un hombre con el que la vendieron, por que cambiaria un verdugo por otro.

-No quiero volver, s-se que n-no tengo derecho, q-que es tu vida, p-pero n-nunca había sido tan feliz, y-yo tengo miedo.

-No estoy aquí para volver, -explico rápidamente, quería tranquilizarla. -al menos no hasta estar segura de que tu quisieras lo mismo. También quería despedirme de mis padres, ellos han sido las personas mas importantes en mi vida, -de pronto sintió el golpe de la realidad, no volvería a verlos, estaba renunciando a la vida que ella había elegido, la que tanto esfuerzo le costó alcanzar, su independencia...

-Ellos son muy especiales, mis pa... tus padres, -se corrigió de inmediato, en este tiempo había aprendido a quererlos, pero sabía que en realidad ella no era su hija.

-Ellos son ahora tus padres Max, los puedes llamar así, esta bien, por favor cuídalos por mí, -su voz se quebró, después de esto no iba a volver. -Siento que hay demasiado de lo que hablar, pero no tenemos mucho tiempo. Hay algo que me gustaría aclararte, -de pronto sintió prisa por cambiar la imagen que podía tener de Riftan. -el caballero con el que ibas a casarte, Riftan Calypse es un buen hombre, no es para nada como el duque, habrías sido muy feliz con él...

-Lo sé, leí la novela, -dijo con la sonrisa mas dulce que Medea había visto en su vida, -pero para ser honesta, el tiempo que he pasado aquí, estos meses han...

- ¿Meses? - interrumpió Medea, - ¿meses? ¿Cuánto tiempo has estado aquí?

Max se veía confundida, hizo una breve cuenta.

- Unos 10 meses... -contesto por fin, -desperté en un hospital, al parecer tuve un 'derrame' – explico torpemente, -eso dijo papá, el cree que perdí la memoria y que por eso no recuerdo cosas básicas...

- ¡10 meses! ¡He estado viviendo tu vida por casi 6 años! - Medea no podía creer la diferencia del tiempo, - ¿Cuánto tiempo estuviese hospitalizada?

-uhm... papa dijo que había pasado unos tres días... -Max estaba nerviosa, al parecer, Medea había tenido que vivir mas tiempo en su cuerpo que ella. - ¿estas molesta? - pregunto inquieta.

-Lo siento, es solo que he pasado tanto tiempo en tu mundo que creí que tú también... Así que papá cree que tenemos amnesia... Bueno, eso funciona para ti, -sonrió por primera vez, imaginar a su padre dando una explicación lógica a algo que tal vez no podía explicar la tranquilizaba.

-y-yo... p-perdí tu trabajo...-Max miraba inquieta sus manos, estaba avergonzada, al parecer Medea era muy buena en lo que hacía, ella lo intento, pero le fue imposible, -l-lo siento...

-Oh, bueno, supongo que avanzar varios siglos al futuro no es sencillo, -intento tranquilizarla, no había pensado mucho en ese punto, - por eso estas viviendo en la casa familiar, supongo.

-S-sí, p-papá pensó que era lo mejor, en lo que me recuperaba, y-yo encontré algo que me gusta, sigo estudiando, pero creo que se que me gustaría hacer, -explico entusiasmada, - Estoy haciendo una pasantía en una empresa de diseño de interiores... S-soy muy buena para eso...

-No lo dudo, - contesto Medea, escucharla tan decidida le hizo saber que estaban tomando la decisión correcta. -Max, espero que seas muy feliz, que logres todo lo que te propongas. Olvida todo aquello que no te sirva, tienes derecho a ser feliz, eres importante y valiosa, no permitas que nadie intente hacerte sentir inferior, por favor, se feliz.

Max y ella estaban en paz, no había marcha atrás, se despidieron sabiendo que sería la ultima vez que ser verían.

***

Riftan no había soltado su mano, no quería perderla, se arrepintió de dejarla ir.

-Ella va a volver, cualquiera sabe lo mucho que te ama, -la princesa se acerco a Riftan para tranquilizarlo, ella no tenía duda de que Medea regresaría.

Riftan no dio señales de haberla escuchado, su interior era el mismo infierno, ella le dio su palabra, lo sabía, pero aun así su temor no desaparecía, vio el rostro inerte de su esposa y cuando estaba seguro de no soportarlo mas una bola de pelos se acercó a él.

El lobo que su esposa había rescatado nunca se había acercado a él, era casi como un trato implícito, Riftan toleraba que estuviera cerca de su esposa y el lobo permanecía lejos de él.

- ¿También temes perderla?, -pregunto al animal- va a volver, después de todo te quiere... -su voz se desvaneció por completo.

Al principio 'ghost' se quedo quito, pero pronto empezó a mostrarse inquieto, se subió a la cama y se recostó a lado del cuerpo de Medea, Riftan intento quitarlo, pero el lobo gruño violentamente.

-Tu, maldito animal, como te atreves...

-¿Rif...?

Una débil voz atravesó sus oídos, Riftan corrió hacia el otro lado de la cama, la ayudo a incorporarse, era ella, no tenía dudas.

-Estabas peleando con 'ghost'?, -pregunto a penas recuperar la conciencia.

El lobo pareció entender que se referían a él y empezó a gañir lastimosamente, el cuadro era bastante ridículo, Riftan por un lado ofendido por que lo primeo que decía Medea después de despertar era una acusación y por otro el animal que parecía estar burlándose de él.

-Me alegra que volvieras, -Agnes se acerco a ella para comprobar su estado.

-Tomé, este té le ayudara a recuperarse rápidamente, -Ruth le ofrecía una tacita pequeña y fragante.

-Está hecho, -declaro después de beber el té, - Rif, gracias por apoyarme, ya no tengo nada a que volver. Se acabo.

Pudo notar como el rostro de Riftan se relajaba, sabía que no debió ser fácil para él, pero había estado ahí para ella. Ruth y Agnes salieron para darles un momento.

-Rif, esto era muy importante para mí, -tomo una de sus manos entre las suyas. -No me voy a ir a ningún lado, lo quieras o no, me tienes, soy tuya, solo espero que no te arrepientas...

- ¿Cómo podría? – no pudo decir más, estaba conmovido, -Juró que dedicaré mi vida a hacerte feliz para que nunca te arrepientas de tu decisión.

Naturalmente sus labios se unieron, sellando con un beso las promesas realizadas.

Cliche de reencarnación/ BAJO EL ROBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora