Cliche de reencarnación/ BAJO EL ROBLE

15.- VICTORIAS

Después de sus rondas de rutina, Max se dirigió al salón de banquetes iba dispuesta a lanzarse a otro tipo de enfrentamiento, el primero para el que no se sentía segura.

Se preparo para entrar, estaba mas lleno que de costumbre, las voces adentro eran animadas, sentía como si estuviera irrumpiendo, era ahora o nunca.

- ¿Cómo salió el interrogatorio? - Pregunto a Ruth una vez que se sentó en la mesa del remodelado salón.

-Fue bastante rápido, el sacerdote desenmascaro su identidad y en unos días, bueno, es muy probable que...

-Oye mago, tal vez sería buena idea que dejes a Sir Riftan hablar primero. -Interrumpió brevemente Sir Hebaron.

-Supongo que van a volver a salir...-contesto Max, intento estar lo mas tranquila que podía, sabía que Riftan tendría que llevar al bastardo que los ataco ante el verdadero señor de Kaisa y pedir la compensación necesaria, podría mandar a alguien mas pero sería mucho mas efectivo que fuera el directamente, no le encantaba la idea, una razón mas para odiar a la cucaracha.

-No será un viaje demasiado largo, no tiene nada de qué preocuparse, -Sir Hebaron intento consolarla, estaba visiblemente incomodo, - antes de que lo note ya habrá vuelto.

- Por cierto, el escudo funciono a la perfección, cuando lo vi la primera vez me pareció complejo, pero ayer que lo vi en acción me dejo gratamente sorprendido, no me extraña que lograra regresar en tan poco tiempo. -Dijo Ruth, no había mucha emoción en su voz, de hecho, la miraba como si intentara ver en su interior.

-Cierto, fue muy admirable que pudiera resistir un ataque como el de la reliquia, si no fuera por eso es probable que las puertas no hubieran resistido. - Fue otro de los hombres el que hablo esta vez.

-Gracias. -contesto Max, mentalmente se preparaba para el primer ataque, estaba nerviosa pero no se iba a echar para atrás, - Ahora, me gustaría aprovechar el momento, espero que si existe algún resentimiento por el nombre que lleve hasta antes de casarme podamos dejarlo atrás, -ni siquiera pronuncio el apellido del duque. – No soy mi padre, mi apellido es Calypse y este es mi hogar, pretendo defenderlo con la misma ferocidad que ustedes, lamento que fueran arrastrados a una lucha que no les correspondía y haré todo lo que este de mi parte para incrementar el poder de nuestras tierras. Nadie se atreverá siquiera a pretender atacarnos de nuevo.

El ambiente relajado y festivo había quedado atrás una ligera tensión cayó sobre los hombres ahí presentes, fue Sir Hebaron quien hablo.

-Por la señora Calypse, -levanto su tarro y brindo.

-Por la señora Calypse, -los demás hombres se unieron al brindis.

-Jah! Si creían que Sir Calypse daba miedo con solo una mirada no han visto a la pequeña dama, ayer por un momento pensé que ella misma los iba a desarmar. -Comento Sir Obaron – antes de morder la jugosa pieza de carne de cerdo que devoraba. – Estaba preparado para aplastar a esa rata, pero no tuve ni la mas mínima posibilidad. -Gruño antes de seguir concentrado en la comida que aun quedaba en el plato.

El buen ánimo regreso pronto, se quedo con ellos comiendo, quería llegar a conocerlos, seguían hablando de lo que había pasado un día antes y de como Riftan casi los había obligado a cabalgar día y noche para acortar el tiempo de regreso.

No pudo disimular la sonrisa que se coló en sus labios, Riftan quería volver a su lado tan rápido como le fuera posible y se sentía feliz por eso.

-Me disculpo, tengo unos asuntos más por atender, sigan disfrutando, -dijo antes de salir- Ruth, ¿sabes dónde puedo encontrar a Riftan?

-El señor fue a revisar las torres de vigilancia, a esta hora ya debe estar de regreso, tal vez se encuentre supervisando el entrenamiento de los aprendices de caballero, la acompaño.