54.- Buena señora

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- ¿Entonces aún quedan monstruos? - pregunto derrotada, mientras se dejaba caer sobre el respaldo de la silla.

-Solo quedan unos cuantos goblins y tal vez unos cuantos medios dragones dispersos, después de todo acabamos con los nigromantes, que son los mas inteligentes, la mayor amenaza ya paso, no tardaremos mucho, una o dos semanas máximo, podrán no ser inteligentes, pero se reproducen rápidamente.

-Lo entiendo, tiene sentido, -le resulto lógico, era imposible que todos los monstruos se encontraran concentrados en un solo lugar.

-Partimos en tres días, -continuo Riftan, -Quiero decir, una pequeña comitiva... no...

Medea lo vio luchar con lo que estaba diciendo, entendió que no se refería a llevarla.

-Esta bien, -interrumpió sonriendo, -te prometo quedarme tranquila en el castillo, siendo una buena señora.

La sonrisa sarcástica con la que lo dijo, hizo estallar en ambos una risa cómplice.

- ¡Oh! Eso me recuerda- exclamo de repente, -necesito aprender etiqueta, -confesó apenada- recibí una formación académica bastante decente, pero en mi mundo la monarquía y todas las jerarquías, prácticamente son inexistentes. No me gustaría avergonzarte por mi ignorancia en estos temas.

Miro sus manos como si quisiera encontrar ahí la respuesta. Riftan no había considerado nunca que no estuviera versada en el protocolo, a su ver, ella no había cometido ningún error grave.

-Si eso es lo que quieres le pediré a Rodrigo que busque a alguien, pero te aseguro que en todo este tiempo te has comportado como se espera que lo haga una dama -le aseguró.

- ¿En serio? -Sabía que Riftan tendía a alabar cualquier cosa que hiciera, pero estuvo tan dispuesto a darle lo que quería que no dudo de su palabra.

Dejo a su consideración si solicitaban o no una institutriz, 'La vamos a necesitar tarde o temprano' pensó Medea tocando casi involuntariamente su vientre, sonrió ante la idea de un pequeño Riftan correteando por el castillo.

Aun no se sentía preparada para enfrentarse a la maternidad, pero el miedo que le causaba la idea había cambiado.

Salió de la oficina acompañada por su esposo, quien no sabia el curso que tomaban los pensamientos de su esposa.

***

Estaba todo listo para que partieran, los últimos dos días había habido un gran movimiento, se preparaban para la que era una de las ultimas subyugaciones.

Rif, -se acercó a Riftan cuando se estaba ajustando los guanteletes. -no quiero apartarme de ti, -se inclino levemente sobre el frio y duro peto que ya se había puesto. – por favor no tardes.

No pudo decir más, tenía ganas de pedirle que no se fuera, que mandara a uno de sus oficiales en su lugar, que sus hombres eran de confianza, que ya había luchado lo suficiente, pero sabía que no ganaría nada con eso, Riftan no era de los que se escondían en su castillo y mandaba a sus hombres a luchar sus batallas, como el duque Croix.

Riftan la abrazo fuertemente contra su pecho, no quería alejarse de ella tampoco, pero la idea de arrastrarla con el a un nuevo campo de batalla era insufrible.

-Volveré antes de que te des cuenta que me fui, -prometió tomándola de la barbilla y la beso, un beso suave, profundo y que los dejo deseando más.

***

Paso los siguientes días concentrada en su proyecto, no quería pensar en nada más, termino los planos y mandó cartas al ducado Roben ya que ellos correrían con la mitad de los gastos ya que también se beneficiarían con la carretera. Estaba entrando el otoño, así que también debía planear y revisar las compras, que no hiciera falta nada para el siguiente invierno.

Cuando no estaba encerrada en su oficina trabajando, bajaba a supervisar las compras, negociar con los comerciantes y pasar tiempo con 'ghost', quien no tardo en hacer suyo el castillo.

-Es bueno volver a la rutina - menciono para sí, se estiro, salió de su habitación a respirar un poco de aire, este lugar que le fue tan familiar y al que pensó no volver, de pronto se sentía ajeno.

Busco al lobo, las personas del castillo al principio le tenían miedo, pero pronto notaron que el animal se comportaba mas como un cachorro que como un depredador capaz de arrancarles la cabeza o una extremidad de una mordida.

-Ghost, vamos a cabalgar un rato, -animo a su compañero, recordó la cantidad de ejercicio que debía hacer con 'Rue' para que no se estresara, 'ghost' era mucho mas grande, por lo tanto, necesitaba mucho más ejercicio, razono.

Fueron a las caballerizas, por 'Abaste' su hermoso Clydesdale, quien tampoco sufrió para adaptarse a su nuevo hogar, reunida con sus amigos de 4 patas se alejaron del castillo, quería comprobar si aun estaba la pista que había mandado a hacer.

Sonrió al comprobar que seguía en su lugar, en realidad, salvo por el crecimiento de Anatol, poco o nada había cambiado.

Monto en 'Abaste', empezaron a dar vueltas alrededor de la pista, quería que su caballo se acostumbrara al ritmo, fueron ganando confianza, 'ghost' "galopaba" a su lado haciendo que su pelaje blanco brillara con el sol, se acercó al primer obstáculo que no estaba a mas de 50 centímetros de altura, algo que no sería parte de ningún reglamento dado su pequeñísima altura, y lo superaron sin dificultad, se sintió como cuando era una niña yendo a practicar, sigue un poco más, aumento la velocidad, tomo mas confianza en su montura y salto sin dificultad las primeras barras que realmente contaban, 1.40 metros, sin vacilación, dio un ligero golpecito sobre el cuello del animal.

Se detuvo brevemente, la trenza con la que Rudis había sujetado su cabello ya no existía y ahora una maraña de cabello rojo cubría su rostro de manera descuidada.

Intento peinarlo con los dedos, pero fue inútil, se rindió, sin delicadeza hecho todas las hebras rojizas hacia atrás, sabia que de poco o nada iba a servir, si quería seguir cabalgando tendría que encontrar con que sujetar su cabello.

-Por eso prefiero el cabello corto, -exploto molesta por el inconveniente, -si no fuera por...

- ¿Si no fuera por? - La penetrante e inconfundible voz de Riftan la hizo voltear de inmediato.

Cliche de reencarnación/ BAJO EL ROBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora