63.- Despues del caos.

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La princesa y sus hombres fueron los primeros en llegar, el incendio ya estaba controlado y no parecía haber hecho demasiado daño, subió sin demora hasta el salón, quería comprobar el estado de su amiga y sus sobrinos, no habían encontrado a Richt aun, temía que se les hubiera adelantado.

Lo primero que vio fue los cuerpos medio mordidos, media aplastados de los hombres con los que llego Breston, también vio al caballero que se había quedado resguardando el bienestar de Med, busco con la mirada a su amiga, solo para ver a los niños llorando preocupados por no saber que pasaba con su mamá.

- ¿Qué sucedió? – pregunto de inmediato a Sir Obaron. - ¿Dónde está la señora?

Rudis llevo a los niños a su habitación, no dejaban de preguntar por su madre.

- ¿Dónde? – exigió Agnes

-En su habitación con la partera, parece que se adelantó...- el caballero se cubrió la boca con una mano, le parecía indecoroso hablar de la situación de la esposa de su comandante.

-Entiendo- respondió y salió directo a donde el caballero le indico.

'Ni siquiera use tanto mana' pensó con la cabeza nublada por el dolor, había reservado su defensa tanto como pudo, sabía que podía confiar en ghost, pero que lo hirieran la tomo por sorpresa, se había llevado demasiadas impresiones en poco tiempo.

-Está sangrando demasiado, rápido, coloca la silla- la matrona daba indicaciones a la chica que la acompañaba, su voz no sonaba tan confiada como tantas veces antes.

El caos en el exterior parecía haberse calmado, ahora una ominosa calma se cernía en la habitación.

-La 'cría' esta bien, solo va a tomar un poco más de paciencia – explico poco convencida.

Medea solo asintió, no podía hacer más, estaba preocupada por sus hijos, los dejo preocupados al verla casi desmayarse, no la habían visto en ese estado nunca y después de todo lo que tuvieron que vivir esa noche no quería dejarlos así.

- ¡Med! – Agnes entro a la habitación sin tocar. Detuvo la puerta para que las criadas entraran con el agua y los paños, Rudis seguía con los niños, Brenna la institutriz sufrió un colapso con la invasión y no estaba en condiciones de hacerse cargo de los pequeños.

-Agnes – intento sonreír para no preocupar a la princesa, pero no lo logro, un nuevo calambre se clavo en su vientre. - ¡Ugh! - intento ahogar el grito lo mejor que pudo, pero eso tampoco lo logro.

-Esta bien, no tienes que ser valiente- Agnes se acerco y tomo su mano para tranquilizarla, no tardo en notar que algo iba mal, a diferencia de la primera vez, la tez de Medea se veía pálida, sus labios no tenían color y cuando tomo su mano noto lo fría que se sentía.

Volvió la vista a la partera, pero esta ni siquiera la noto, frotaba el vientre de Medea con aceites al tiempo que recitaba una oración.

- Llego el momento de pujar cariño- indico la matrona al tiempo que urgía a la joven aprendiz a que acercara unos paños limpios. -Tú puedes, vamos puja.

Medea lo intento, con tanta fuerza como pudo, pero no parecía lograrlo, sintió como la inclinaban hacia adelante y para cambiar un poco su posición y que el trabajo fuera un poco mas sencillo.

- Esta muy arriba aun y ya ha perdido mucha sangre- murmuro a la joven que la acompañaba. – Voy a hacer un poco de presión cariño -Explico.

***

- ¿Riftan? – había amanecido hacia un par de horas, estaba exhausta y ver a Riftan apoyado sobre la puerta la sorprendió.

- ¿Cómo esta? - pregutno de inmediato, no recordaba cuanto tiempo llevaba ahí.

Agnes se tomo un momento para contestar, había salido para tomar aire y buscar a Rudis, la matrona seguía al pendiente de Medea y no había nada que ella pudiera hacer.

- ¿Cuándo llegaste? – trató de evadir la pregunta. - ¿Terminaron las negociaciones? – su voz sonaba sin fuerza, se agarro del marco de la puerta y solto el aire atorado en sus pulmones, no tenia caso seguir callando, solo lograría preocupar mas al hombre que ya parecía torturado.

-Pasa- se movió para dejarlo entrar.

Vio a una joven que acomodaba un pequeño bulto en la cuna, el bulto a su parecer, le resulto mas pequeño que el de sus gemelos, pero no le dio importancia, volvió la vista a la cama, la mujer desdentada que le causaba escalofríos limpiaba el rostro pálido de su esposa.

-Med, ¿Med? – se acerco lentamente a su lado. - ¿Med?

-La criatura de adelanto, faltaban al menos un par de semanas, pero el sangrado- explico la mujer sin voltear a verlo.

Las palabras de la matrona sonaron distantes, como si le estuviera hablando desde el otro lado de la habitación, tomo la mano de su mujer, el color había abandonado su rostro, vio sus labios temblar como si se estuviera congelando y como si de un golpe directo a su pecho se tratara, las ultimas palabras de la mujer entraron por sus oídos.

- ¿Sangrado? – pregunto sin entender.

Su cuello se sentía rígido, giro su cabeza y pudo ver a que se refería la partera.

Se sintió mareado un breve momento, antes de que la ira se apoderara de él.

- ¿¡Y que está haciendo!? ¿Por qué aun no lo detiene? ¡Agnes! Por favor, ayúdala- su voz se ahogo en un sollozo tomo su mano entre las suyas para ayudarla a entrar en calor.

-La magia no puede solucionar esto- contesto la mujer con calma, tenia toda su vida ayudando a traer al mundo a tantos niños como pudo, vio morir a muchas 'crías' y esta escena era algo tristemente común, solo quedaba esperar, si lograba pasar ese día y esa noche tal vez lo lograría.

Riftan estaba harto de la voz pasiva de la mujer que se limitaba a limpiar el sudor del rostro de su esposa y ni siquiera se molestaba en verlo a los ojos, su mano se deslizo hasta su espada casi de manera inconsciente, fue el llanto débil del bebe que seguía en la cuna lo que impidió que cometiera una locura.

Se acerco a la cuna del bebe con lentitud, el sonido del llanto era casi un alivio al silencio opresor que se anido en la habitación.

-Es perfecta, ¿no es así? - La princesa se había acercado con precaución a Riftan en cuanto lo vio poner la mano sobre su espada, para evitar una desgracia.

Se sintió estúpido una vez más, tomo con cuidado el delicado bulto que lloraba, su rostro estaba hinchado, estaba envuelto con fuerza y sus pequeños ojitos estaban fuertemente cerrados.

- '...' - No pudo emitir una sola palabra, a su parecer, ese pequeño bulto se parecía a Med, había dejado de llorar en cuanto el la tomo en sus brazos, ¿Sus ojos lo engañaban?

- ¿es... una niña? – su voz era una mezcla de miedo y emoción por igual. 

Cliche de reencarnación/ BAJO EL ROBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora