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Jungkook

Puse mis manos en su pequeña y fina cintura, pude sentir su excitacion yo sabía que mi dulce príncipe me deseaba tanto como yo a él desde que frente al cura real escuche salir de sus suaves y dulces labios "sí acepto"

Ame a esta hermoso ser desde que lo vi sonreir debo admitir, su sublime belleza e irreal anatomía me tenían girando en círculos todo el día con el único fin que se repetía una y otra vez, te amo, te amo, te amo...

No puedo dejar de verlo cuando se aplica crema en sus piernas antes de que yo salga de la ducha cada vez que el entra antes que yo, como sus lindos bracitos lo único que me piden a gritos es empezar a besarlos desde sus dulces y suvaes nudillos hasta la curva qué adorna su exquisito y cancelado cuello, mi vida es de tez acanalada clara, y no se que me pasa pero el simple hecho de que justo ahora estoy teniendo el honor de desnudarlo y saber que cada rincón de este cuerpo y alma han sido entregados a mí porque el me ama eso hace vibrar mi corazón de anhelo por exploralo y hacerlo feliz cada vez más.

- ¿me permites? - susurre con mis manos temblando, cuando iba a desabrochar los lazos de cada hombro de su vestido, no podía esperar para tenerlo en su más pura imagen frente a mis ojos.

No podía esperar a deleitarme con él, recibí un asentimiento de cabeza algo tímido y sus mejillas salpicadas con el tenues rosa haciendo intento de apoderarse de ambas me hizo sonreir aun más.

Cuando lo tuve, no podía quitar mis pecadores ojos de su pureza, era incluso mejor de lo que mi corta imaginación logro visualizar, esto era como el magnífico universo de los dioses, sin embargo, aquí solo estábamos mi esposito omega y yo, dejándonos llevar por el deseo y el amor que nos teníamos.

Acaricie todo lo que mis avariciosas palmas pudieron, pero al escucharlo soltar un en soñador gemido de su parte me separe rápidamente.

- escucha, mi amor... Sí no quieres, dímelo e inmediatamente parare. Y si desde ahora no quieres, te imploro qué me lo hagas saber, así no avanzare con todo lo que tengo planeado para ti...

Sus hermosos ojitos, se dilataron y luego de unos largos segundos asintió tímidamente.

— yo... Sí quiero, eres mi esposo y pu-pues...

No lo deje terminar, claramente no puedo, el quería. Uní mis hambrientos labios con los suyos y lo bese de forma suave pero profunda, haciendo que se sintiera como el cielo para mi y para él, por supuesto que su comodidad era lo que más me importa ahora.

Sus gemidos, como suspira cada que siente una una zona de su cuerpo ser acariciada y como intenta tocarme, pero le da vergüenza, eso me demuestra que también lo disfruta. Eso es lo mejor, lo disfruta.

En la última ocasión que intento tocarme, yo ya me encontraba en medio de sus piernas y con su vestido desabrochado, era cuestión de jalar un poco y por fin vería su perfecto y a comparación con el mío, pequeño cuerpo.

Tome ambas manos de mi Omega y las puse sobre mi dorso desnudo, como si su sonrojo no pudiera ser más ahora también tenía sus ojitos más abiertos de lo normal y por un segundo dejo de corresponderme al beso, tome una de sus pequeñas y finas manos, sintiendo la suavidad de estas como siempre.

Luego con mi otra mano moví su labio inferior y mordí un ligeramente, empecé a mover su mano sobre mi cuerpo mientras besaba con delicadeza su pomposo labio inferior. El solo se dedico a disfrutar.

— Voy a quitarlo— el asintió y entonces yo por fin me deshice de ese vestido.

Lo que vieron mis ojos era completamente fuera de este mundo, sin duda la diosa luna me había otorgado al más hermoso de los omegas.

Mi Consorte RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora