Ojalá ser Narciso [Mitología]

55 3 2
                                    

¿Narciso? Sé quién es, lo conocí incluso... éramos niños, en esa ocasión. Teníamos escasos cinco y ocho años si es que se le puede calcular edad mortal y en cuanto a mí, jamás había visto al hijo de una ninfa y tampoco sé porque estaban ellos ahí, pero lo conocí ese día.

Creo que no estaban invitados a la celebración de ese día, el festival de la cosecha no es que ameritara la llegada de las ninfas, pero ahí estaban, parecía que hubiera querido ir y su madre le hubiera llevado, siguiendo el sonido de la música tan efectiva para invocar ninfas y... jamás en mi vida he visto ojos mortales, más profundos que esos, eran dos pozos negros y brillantes contrarrestados por los mechones de cabello rubio, que portaba por esa época, alrededor de su rostro.

Fue instinto el acercarme a él, éramos los únicos infantes de esa fiesta y para ser honesto, no, no le pasé desapercibido y me aburría mucho entre los grandes, así que casi de inmediato fui a parar a su lado. Me miró, me ignoró y siguió mezclándose entre las gentes del lugar, conmigo tras él, creyendo ilusamente que jugábamos a las escondidas

Como dije, Narciso era un ser del bosque, al igual que su madre, no pertenecía al mundo de los humanos, pero tenía que resultarle fascinante o al menos inquietante como para detenerse a detallar hasta las cosas más básicas, intentando entenderlas... y al parecer no daba con las respuestas porque, cuando cumplió cierta edad y fue acreedor de libertad como para no necesitar la cercanía de su madre, igual siguió viniendo a explorar, cada vez más cerca como para incluso interactuar con los mortales y volver al bosque convencido de lo raros que éramos los mortales

Lo conocí, en ese festival fue la primera vez, le tomó horas explorarlo en su totalidad y cuando finalmente lo recorrió, se sentó a mi lado por voluntad propia. Había dejado de seguirlo hace varios minutos, cuando asimilé que no era un juego. Lo miré, me esquivó la mirada y por unos minutos vimos a los demás hacer

-¿Tienes nombre?- tuve que preguntar y afirmó- ¿Cuál es?

-Narciso- me respondió alcanzando a sonreírme hasta verse su perlada dentadura

-Yo soy Adonis- complementé al no verle interés en saber el mío

-¿Por qué me dices? No te pregunté- interrumpió y subí los hombros

-Es lo que hacen cuando se presentan- expliqué viendo a los adultos- eso se hace y se dan la mano- expliqué extendiéndola, la miró- tienes que estrecharla- insistí y volvió la vista al frente

-No- zanjó negándose a imitarme

Esa primera conversación, es un buen ejemplo de cómo era lidiar con él. Quisiera decir que con el tiempo uno se acostumbraba a lidiar con esa insolencia que tenía para casi todo... y su inminente necesidad de hacer algo porque quería y solo porque él quería.

¿Me agradaba? No sabría decirlo, a veces era demasiado lidiar con alguien que se negaba a escuchar, acatar o entender lo que alguien quería decirle, sobre todo cuando él no estaba pidiendo la opinión de nadie... y Narciso era ese extremo en que ser tan autónomo, es molesto para los demás, pero algo es seguro, no hubo nada en su vida que hubiera hecho obligado.

Hizo lo que quiso, cuando se le antojo y como decidió hacerlo y eso para alguien como yo, es envidiable... incluso imposible

¿Qué yo le agradara? No creo y no por mí, sino porque... no estoy seguro que a Narciso le agradara alguien. Para que le agradara, debería importarle la persona y no es posible... tendría que querer oírlos, saber de nosotros, importarle siquiera lo que quisiéramos contarle y pasaba de todo ello. De hecho, la mueca de molestia o asco que ponía cuando alguien intentaba intimar, acercarse o tenerle por confidente, era cómica de ver.

Random [Actualizaciones Espóradicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora