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Al contrario que el viernes, el lunes se hace de rogar. No es que Taehyung se haya pasado el fin de semana contando los minutos para su llegada, pero sí que siente cierta anticipación. No por el hecho de tener que despertarse temprano, ni por el proyecto de su clase de dibujo artístico que aún tiene que terminar.

Hasta el propio Taehyung se sorprende al pensar en que la verdadera razón por la que tiene tanto interés en ir a la universidad es para encontrarse con Jeon Jungkook.

Concretamente, para devolverle a Jeon Jungkook su chaqueta y exigirle una respuesta para todas las preguntas que el azabache le dejó sin responder la otra noche. Taehyung ha tenido mucho tiempo para reflexionar sobre ello. Sobre todo porque Jimin no deja de hacerle a él las mismas preguntas, como si Kim tuviese la menor idea de lo que pasa por la cabeza de Jungkook.

Cada vez que lo piensa, la situación le resulta más surrealista. No puede dejar de pensar en la posibilidad de que el azabache estuviese completamente borracho cuando se le acercó, a pesar de que este le afirmara que estaba en la fiesta por obligación. Quizás sabe disimular muy bien los efectos del alcohol, y ni siquiera recordará la cara de Taehyung cuando este se le acerque.

Aunque, a decir verdad, parece que Jungkook es perfectamente consciente de quién es. La forma en que sus ojos oscuros no se apartan de la nuca del rubio se lo está dejando bastante claro.

Al parecer, las cosas vuelven a ser igual que antes de la fiesta. Solo que, esta vez, Kim tiene una razón para encararlo, y no piensa desaprovecharla. Quizás, hoy pueda poner fin a sus miradas intimidantes.

En cualquier caso, el rubio tiene más cosas de las que ocuparse, así que no decide encarar a Jungkook hasta la hora del almuerzo. Sigue teniendo clases a las que atender, notas que tomar y proyectos de los que encargarse.

Pero, después de llevar horas en la universidad haciéndose cargo de dichas obligaciones, lo cierto es que se está muriendo de hambre, Jimin no para de insistirle sobre lo que pasó en la fiesta (aunque Taehyung ya le ha contado absolutamente todo con completo lujo de detalles unas cuatro veces) y Jeon Jungkook está sentado en su sitio de siempre en la cafetería. Es ahora o nunca. Su bandeja puede esperar, así que comienza a separarse de la cola para llegar hasta donde se encuentra el azabache, demasiado distraído como para verlo.

"En fin, yo creo que podría gustarle, pero la verdad es que no tengo muy claro que hacer por qué a lo mejor se enfada y... ¿Tae? ¿A dónde vas? ¡Taehyung!" la voz de Jimin retumba en sus oídos, pero Kim hace caso omiso. Ya tendrá tiempo para sentirse mal por no escuchar a su mejor amigo más tarde, ahora mismo su principal misión es llegar hasta la mesa de Jungkook.

Jimin suspira, caminando tras él a paso lento. No pretende estar a su lado cuando el rubio se dirija a Jeon, pero si a una distancia lo suficientemente prudente como para poder escuchar lo que dicen sin invadir su privacidad. Una cosa es ser cotilla y otra irrespetuoso. Además, en caso de que Taehyung tenga razón y Jungkook tenga algún tipo de resentimiento contra su mejor amigo, Jimin quiere asegurarse de poder intervenir.

Cuando Jungkook levanta la vista de su plato y se encuentra a Taehyung caminando hasta su mesa, casi se atraganta. Mingi le palmea la espalda con confusión, mientras que San casi ni se inmuta.

"Jungkook." la voz de Kim es firme, aunque hay un leve deje de nerviosismo en ella. Siempre ha odiado ser el centro de atención, sobre todo entre gente a la que apenas conoce.

"Taehyung, hola." murmura el azabache. San trata de aguantarse la risa de forma descascarada, ganándose una mirada asesina de parte del pelinegro. Finalmente, devuelve sus ojos al rubio, aclarándose la garganta para hablar de nuevo. A decir verdad, no confía demasiado en su propia voz en esos instantes "¿Necesitas algo?" pregunta, ladeando la cabeza en un gesto de confusión.

dive into you [kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora