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Los fines de semana son los días perfectos para pintar.

Cualquier día lo es en cuanto a lo que a Taehyung respecta, pero los fines de semana le otorgan la flexibilidad de pasarse horas pintando sin miedo a llegar tarde a alguna de sus clases, o a perderse la entrega de algún trabajo. Por la semana, trata de concentrarse en sus responsabilidades al máximo, y así los fines de semana puede dar rienda suelta a lo que más le gusta en el mundo: el arte.

Los fines de semana le permiten pasarse toda la mañana en el pequeño balcón de su habitación, disfrutando del Sol, del cantar de los pájaros y del tránsito de personas que envuelve a la ciudad de Seúl. Definitivamente, no todos pueden darse el gusto de permanecer en casa los sábados, y Kim es testigo de ello cada vez que observa por la ventana.

Le gusta ver a la gente pasar, retratar algunos de sus rostros (o, al menos, lo que puede observar de ellos desde su posición) e imaginar sus historias. Quién sabe si estarán yendo a trabajar, a reunirse con un ser querido o si, el mismo día que Taehyung decide inmortalizarlos, encontrarán a su media naranja.

En invierno, cuando hace demasiado frío y llueve, se conforma con verlos desde el otro lado del cristal, resguardado en la comodidad y calor de su habitación. De cualquier manera, también le encanta la lluvia, las tormentas y el frío, y las pinturas que realiza en invierno tienen un tono completamente distinto. Es igual de importante retratar el Sol y la felicidad como la noche y las atmósferas sombrías.

Tiene cientos de bocetos sin terminar de gente a la que no pudo ver por el suficiente tiempo como para captar bien su esencia.

También hay otros, como la chica de pelo rojo que se sentó hace tres sábados en uno de los bancos de enfrente, o el chico de rasgos extranjeros que esperaba el bus la semana pasada; que sí ha podido terminar.

Por desgracia, no ha podido otorgarles a sus dueños los retratos. Lo máximo que consigue normalmente que permanezcan en su lugar son diez minutos, y no es tiempo suficiente para estudiarlos, realizar un boceto, perfeccionarlo y bajar a la calle para buscar a su modelo y entregárselo. Es por ello, que simplemente los tiene guardados en su habitación, donde nadie, además de Jimin, se para a observarlos. Guarda la esperanza de quizás, si algún día vuelve a verlos, poder otorgarselos a modo de agradecimiento.

Son estos pequeños hábitos lo que le recuerda al rubio lo diferentes que son Jimin y él, y como a la vez son como dos gotas de agua.

Mientras que su amigo interactúa y se relaciona con la gente, Taehyung prefiere pintarlos. Ha descubierto que se aprende mucho de las personas de esta manera.

Últimamente, tiene un modelo nuevo.

Uno que suele permanecer a su alcance bastante más de diez minutos, por lo que le otorga plenitud de tiempo para retratarlos con exactitud. Uno que le permite pintarlo desde todos los ángulos, pero siempre bajo la luz tenue que incide desde la cúpula que cubre la piscina de la universidad. En las últimas semanas, el rostro de Jeon Jungkook se ha dedicado a ocupar muchas de sus páginas.

Y con ello, Taehyung se ha dado cuenta de que ha aprendido muchas cosas de él, incluso más de las que ha descubierto conversando.

Gracias a sus dibujos, ha memorizado a la perfección los trazos de la pequeña sirena que tiene Jungkook tatuada detrás de la oreja. Ha aprendido a reconocer sus expresiones, a saber cuándo es feliz, y cuando está fingiendo. Ha aprendido a diferenciar cuando sonríe de verdad, y cuando la sonrisa no le llega a los ojos. Ha descubierto que tiene un lunar bajo los labios, el cual, por alguna razón que todavía desconoce, se ha vuelto una de sus cosas favoritas para retratar. He quedado fascinado con la proporción de sus ojos, y con el largo de sus pestañas. Ha estudiado incluso los músculos de su torso, pese a que solo los vio una vez. Ese boceto jamás verá la luz. Tiene por seguro que nunca piensa enseñárselo a Jungkook.

dive into you [kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora