Rosie Borgens, una de las chicas más populares del instituto "Mission Creek High" se ve en la necesidad de pedirle ayuda para un trabajo escolar a Chase Davenport, el chico menos popular pero coincidentemente el más inteligente del curso, pero él es...
Horas después del incidente con el señor Davenport y Spike, alguien tocó la puerta de la habitación donde me encontraba.
- ¿Chase? - era Tasha quien se encontraba afuera de la habitación- Corazón, ¿estás bien? ¿quieres hablar? - su calmada y suave voz provocó en mí una ligera sensación de tristeza, la cual no me permitió abrir la puerta ni responderle.
Las veces que Spike había salido estando en casa habían sido un caos total, y siempre después de todas esas veces sentía una vergüenza indescriptible con mis hermanos, con el señor Davenport y Tasha. Era como si estuviesen condenados a vivir con un monstruo, del cual desconocían en qué momento iba a atacar.
-No sé si me estás escuchando, pero quería decirte que todo está bien y que... si no quieres bajar está bien- hizo una pausa- Donald me pidió que te diera tu celular, ha estado sonando mucho y bueno, no sabemos si sea alguno de tus amigos o Rosie, así que lo dejaré al lado de la puerta, ¿de acuerdo? – pude ver como la sombra de Tasha se movía por debajo de la puerta para poder dejar mi celular en el suelo- Mañana será otro día y estoy segura de que todo será mejor, descansa Chase.
Aguardé al lado de la puerta unos minutos hasta que escuché cómo sus pasos se alejaban por el corredor hasta bajar por las escaleras. Abrí con extremo cuidado de no hacer ningún ruido, tomé el celular y nuevamente entré a la habitación cerrando la puerta detrás de mí.
Lo encendí y pude ver cientos de llamadas perdidas y mensajes que Rosie había hecho y enviado a lo largo del día, unos cuantos mensajes de Calvin y de los demás chicos con los que había hecho amistad meses atrás, y uno de Ema que decía...
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No quise abrir los mensajes de Rosie ya que no tenía ni idea de que responderle ante mi repentina desaparición, pero aun así los leí todos desde la barra de notificaciones, los últimos que leí decían que necesitaba hablar conmigo, que la viera al día siguiente en el campo de futbol después del almuerzo o iría a mi casa después de clases, y por como estaban las cosas en casa no podía permitir que la segunda opción sucediera.
Apagué el celular y me recosté sobre la cama.
No planeaba pasar la noche en el laboratorio, no después del espectáculo que Spike había ofrecido.
• • •
Ir al colegio no estaba en nuestros planes debido a que el señor Davenport debía continuar con la revisión de chips respecto a las habilidades ocultas que cada uno de nosotros iba descubriendo poco a poco, era de suma importancia revisar él qué las estaba activando y estudiar si alguna de ellas necesitaba un entrenamiento específico para poder manejarlas de manera adecuada, o en algún caso extremo, buscar la manera de desactivarlas.
Estaba en la sala comiendo una barra de cereal cuando de repente escuché como el ascensor de la cocina se abría, dirigí mi mirada a éste y ahí estaba el señor Davenport, saliendo de las gigantescas puerta de titanio.
