Rosie Borgens, una de las chicas más populares del instituto "Mission Creek High" se ve en la necesidad de pedirle ayuda para un trabajo escolar a Chase Davenport, el chico menos popular pero coincidentemente el más inteligente del curso, pero él es...
Debo admitir que todo ese día fue algo bastante... fuera de lo común.
Desperté en casa de Los Davenport en una habitación de huéspedes, regresé a casa con Ema e hicimos maratón de películas mientras comíamos hasta reventar, momentos después llegó Chase creyendo que sólo intentaba aprovecharme de él para conseguir una buena nota en mi proyecto de química, y después salí a cenar con él y mis papás, sólo sé que todo fue... diferente.
Después de dejar a Chase en su casa, volvimos a la nuestra. Me sentía en extremo agotada.
-¿Te gustó la cena, cariño?- preguntó papá cuando entramos a casa.
-Bastante- respondí alegre- Fue una cena bastante linda, gracias.
-No tienes nada que agradecer- habló mamá- Me agradó bastante Chase.
-A mi igual- agregó papá- No puedo creer que Donald nunca nos haya hablado de sus hijos.
-Bueno cariño...- comenzó a hablar mamá mientras se dirigía a la sala- Hay que admitir que para Donald su principal y más grande orgullo es él mismo- solté una pequeña risita y papá sólo asintió.
Me dirigí a mi habitación y me tumbé en la cama. Madre mía, en verdad estaba cansada y no estaba muy segura del porqué, quiero decir, no había hecho gran cosa en todo el día, aunque reconocía ese tipo de cansancio, era como me sentía después de haber estado sometida a mucho estrés, pero... ¿por qué habría de estar estresada?
-Te estás volviendo loca, Rosie Borgens- dije en voz alta para mí misma.
Escuché el timbre de mi celular indicando que tenía un nuevo mensaje. Me estiré por la cama para tomarlo y lo desbloqueé.
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Rodé los ojos y respondí.
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