9. 𝗦𝗶𝗺𝗽𝗹𝗲, 𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗺𝗶𝗮

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Rosie

Entramos al salón y nos dirigimos a nuestros asientos, en verdad odiaba ésta clase.

-¿Por qué discutieron tú y Logan?- preguntó Sarah mientras se sentaba y dejaba sus apuntes en el pupitre.

-Quería que saliéramos los cuatro hoy en una doble cita- comencé a decir- Le dije que estaba molesta contigo y que sería bastante incómodo para ambas estar ahí y no hablar, aparte de que hoy debía ayudar a un amigo- hizo una mueca de confusión.

-¿A quién ayudarás?- preguntó.

-A Leo Dooley.

-Oh, ¿Y sólo por eso se molestó?- preguntó extrañada.

-No. Después de eso me propuso que saliéramos el jueves, ósea mañana, y le dije que no podía porque tengo un proyecto de arte en equipo.

-Vaya...- comenzó a decir- Que idiota- yo sólo asentí.

-No lo quiero ver ahora ¿de acuerdo?

-Está bien, pero creo que irá a la fiesta- dijo con tono de preocupación.

-Me da igual. Estaré contigo y con Ema, es más que suficiente para mí.

-Rosie... - comenzó a decir- Somos amigas de la mitad de la escuela, no necesitas a Logan en lo absoluto- dijo y yo sólo reí ante su comentario- Por Dios, ¿soné arrogante?

-Un poco- ambas reímos.

-Jóvenes, buenos días- saludó la maestra entrando al salón- Tengo una noticia; para dar seguimiento a la fiesta anual de los panques de la directora Perry, para la tarea de hoy elaboraran panques en sus casas- la clase entera se quedó en silencio.

-¿Panques?- le preguntó Sarah a la maestra.

-Así es... - comenzó a decir- Fueron las ordenes de la directora, sin mencionar que en economía del hogar debemos ver lo que es más conveniente en algunas crisis.

-¿Si estoy en crisis debo cocinar panques?- preguntó un compañero y todos reímos.

-No me refería a eso- dijo la maestra- Sin embargo, así lo ordeno la directora, así que, de tarea cada uno cocinará un panque para la exposición de mañana en el gimnasio- todos asentimos- Si no hay dudas, comencemos con la clase.

Dos interminables horas de escuchar a la maestra hablar acerca de la importancia de saber coser ropa, y para ser honesta entendía su importancia, pero lo que no terminaba de entender era por qué quería que ensartáramos la punta de un hilo en una aguja. ¡Todos sabíamos hacerlo!

-¡Mierda!- exclamó Sarah cuando al intentar meter el hilo en la aguja se picó el dedo, bueno, quizá no todos sabíamos hacerlo- Esto es una estupidez- se escuchaba frustrada y yo reí un poco.

-¡Adam! ¡No me piques!- exclamó una voz familiar al fondo del salón. Volteé y me di cuenta de que era Chase quien se quejaba- ¡Basta!- exclamó de nuevo.

Solté una pequeña risita para mí al ver esa escena, pero al parecer no sólo fue para mí ya que Chase volteó a verme. "¿Cómo carajos me escuchó?" pensé. Chase al verme me sonrió y yo lo hice de vuelta.

 Chase al verme me sonrió y yo lo hice de vuelta

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𝗦𝗘𝗥 𝗖𝗢𝗠𝗢 𝗧𝗨 | 𝗖𝗵𝗮𝘀𝗲 𝗗𝗮𝘃𝗲𝗻𝗽𝗼𝗿𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora