55. 𝗕𝘂𝘇𝗼𝗻 𝗱𝗲 𝘃𝗼𝘇...

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(Sarah en multimedia)

Chase

Desde que el señor Davenport nos había permitido a mis hermanos y a mi experimentar lo que era una auténtica vida de adolescentes, yo siempre había molestado a Bree diciéndole que su maquillaje era bobo e inútil, pero aquella mañana cambié radicalmente de opinión. 

Mi hermana cubrió los dos moretones más prominentes de mi cara con bastante maquillaje y después un par más que se habían formado en el transcurso de la noche; había hecho un grandioso trabajo, tanto que cuando terminó no parecía en lo absoluto que llevaba maquillaje en la cara.

Bree sugirió cubrir los rasguños de mis brazos igual con maquillaje, pero el señor Davenport no la dejó. Debido a la gravedad de mis heridas, éstas se habían inflamado bastante durante la noche, sin mencionar que al igual que en mi rostro habían aparecido moretones bastante grandes en mis brazos y de un tono que parecía casi imposible cubrir con tan sólo maquillaje, así que en lugar de eso me puse una playera con mangas largas para ocultar mis heridas.

Una vez que habíamos terminado de hacerme lucir lo más normal y presentable posible, salí de casa con dirección a casa de Rosie esperando poder solucionar todo el problema que había provocado el día anterior. 

En verdad deseaba que Rosie quisiera escucharme, y más importante aún, que creyera la mentira que estaba por decirle.

Jamás en mi vida había tenido que mentirle tanto a alguien.

. . .

Minutos antes de llegar a la calle de Rosie, pude sentir como mis manos habían comenzado a dejar una ligera capa de sudor sobre el volante del auto, comenzaron a enfriarse poco a poco y por alguna razón también a temblar; las froté sobre mis piernas para intentar secarlas con la mezclilla de mi pantalón, pero no funcionaba, seguían sudando y evidenciando que me sentía bastante nervioso.

Me estacioné a un par de casas de distancia y bajé del auto, no sin antes tomar una gran bocanada de aire pensando que ésta me ayudaría de alguna manera a recobrar un poco de valentía. 

Hice mi camino hasta casa de Rosie, subí las escaleras del porche y toqué el timbre. Pasaron un par de minutos y nadie abría la puerta, decidí tocar nuevamente y pasó exactamente lo mismo, nadie atendió.

"Que extraño" pensé, pero inmediatamente me hizo sentido. Simplemente Rosie no quería verme, y la entendía, estaba en todo su derecho de estar molesta conmigo, pero en verdad necesitaba resolver aquello, necesitaba que me escuchara.

Saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y la llamé.

"Buzón de voz..."

Y así fue con la segunda, tercera, cuarta, quinta... octava llamada que le hice y nada, en todas me había mandado directo a buzón de voz.

-Maldición... - susurré al mismo tiempo que colgaba después de la última fallida llamada. 

Bajé los escalones del porche y me senté en uno de ellos pensando en que hacer.

Cerré mis ojos con fuerza y eche mi cabeza hacia atrás, fue cuando abrí los ojos que caí en cuenta de que no había nadie en casa, ya que las luces del porche estaban encendidas. Los Borgens sólo dejaban las luces encendidas durante el día cuando sabían que no estarían en casa. 

Con bastante pesadez me puse de pie y regresé al auto mientras pensaba en como comunicarme con Rosie. No estaba en casa, su celular me mandaba directo a buzón de voz y no tenía el número de sus papás como para llamarles y preguntarles si estaba con ellos o si de casualidad tenían noción de a donde había ido.

𝗦𝗘𝗥 𝗖𝗢𝗠𝗢 𝗧𝗨 | 𝗖𝗵𝗮𝘀𝗲 𝗗𝗮𝘃𝗲𝗻𝗽𝗼𝗿𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora