Capítulo 11

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Emma.






Un sonido molesto me despierta...
Abro los ojos y enseguida noto que es mi móvil así que lo tomo sin ni siquiera mirar quién es.

— ¿Hola?

— Emma. — escucho la voz de mi madre al otro lado de la línea y me pongo de pie instintivamente como si estuviera viéndome buscando un defecto que señalar. — Llevo horas llamándote y no contestabas.

— Te-tenía el móvil desconectado y estaba tomando una siesta.— trago saliva nerviosa.

— ¿Segura? Espero que no te estés revolcando con algún chico o tu papá te castigará. — dice burlona haciéndome sentir un amargo dolor. — Te paso a tu padre.

— Mamá...

— Mi querida y adorada Emma. — escucho su voz y de alguna manera comienzo a temblar sin entender muy bien porque. — ¿Cómo has estado?

— Bien. — digo demasiado rápido para mí gusto.

— ¿Te has enfocado en tus estudios?

— Así es.

— Ayer fue el primer fin de semana lejos de nosotros y espero que no hayas ido a fiestas o a esas cosas.

Si supieran....

— No, ¿Por qué iría? — intento sonar tranquila.

— Los jóvenes suelen salir los fines de semana pero tú no, tienes prohibido esas salidas. ¿Entendido?

— Si.

— Espero que te estés comportando sino tendré que castigarte y ponerte disciplina.

Las imágenes de el golpeándome se vienen a mi mente al tiempo que acaricio las marcas de las últimas veces que me castigo.

— Por cierto, también tienes que estar alerta han desaparecido más chicas está semana.

El chico Oscuro se cuela en mis pensamientos.

¿Tendrá algo que ver? O ¿Sabrá algo?

— Estaré alerta. — me despido y cuelgo soltando todo el aire que tenía retenido.

El miedo al haber desobedecido y que mi padre se entere me invade.

Quiero disfrutar de estar aquí, pero ¿Que haré si el se entera?

<< Emma que eso no te impida pasarla bien. Olvídate de eso>>

¿Cómo me voy a olvidar de ello? Si me descubre estoy segura que su castigo será peor...

<< ¿Y cuál es tu solución? ¿Hacerle caso y rendirte? Está a kilómetros. >>

Suelto un suspiro y me miró al espejo.

Luzco como una muerta pero eso no importa ahora mismo, sino el horrible temor que me está invadiendo.

No puedo alejarme de los chicos por temor a mis padres... Se que el tiene sus contactos y quizas me tenga vigilada pero al menos quiero vivir el ahora sin importarme.

La puerta se abre sacándome de mis pensamientos.

— ¡Emma! — las chicas corren a abrazarme y tardo un segundo en devolverles el gesto.

— Disculpa por dejarte con Christian, no sabíamos que te iba llevar a su habitación. — dice Carol.

— Chicas, no entiendo nada de lo que sucedió y me siento tan humillada.

— No tienes porque. — dice Anna. — Estamos para ti y anoche cometimos mal.

Suelto una risita.

— No recuerdo nada de ayer.

Antes de ti. (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora