Capítulo 30

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Carol.

Y es cierto, aún todo eso está intacto en mi mente...
Recuerdo que:

Estaba tan feliz esa noche cuando bailabamos juntos, su mano en mi cadera y esa extraña atracción que comenzó a formarse entre nosotros.
Su mirada puesta en mi... Todo era algo fantasioso.

— Siempre es un placer bailar contigo. — susurro en mi oído provocando que mi piel se erizará.

Estúpida sensación...

No dije nada y al terminar la canción pensé que ya estaba, pero Ken me pegó aun más a su cuerpo.

— ¿Quieres escaparte conmigo?

Sus ojos brillaban de un deseo extraño y curioso esa noche, y yo como una tonta embobada caí en ellos y acepte.

— Bien. — recuerdo que me regaló una preciosa sonrisa y se separó de mi para tomar mi mano y salir del lugar.

Parecía un sueño, un sueño que termino en una pesadilla.

Al llegar a su habitación miles de recuerdos me invadieron, no me sentía para nada incómoda al contrario, todo era fue tan familiar y acogedor como aquellas veces donde solía venir cuando no se encontraba Michael molestando.

— Es fantástico volver. — dije y me acomode en su cama, envolviendome entre las sábanas azules de esta.

Ken en esos momentos solo me observo con diversión como si de una niña se tratase. Y eso no me molestó, estaba acostumbrada a ese tipo de miradas de él, en ocasiones creía que me tenía solo aprecio como si fuese una hermana, pero luego estaban ese tipo de miradas que muy poco me daba pero que lograban erizar mi piel y era allí donde todo se volvía confuso.

Esto me trae muchos recuerdos. — comentó antes de sentarse a mi lado.

Si, ¿Recuerdas aquella vez donde nos quedamos dormidos haciendo tus apuntes para tus clases? Michael llegó y nos encontró a ambos tendidos en la cama.  — reí.

Lo recuerdo, pensó que habíamos follado y se quedó toda la maldita noche diciendo que habíamos ensuciado su habitación.

— Si, era una de sus reglas. — volví a reír. — "Nada de follar en la habitación"

El asintió riendo, mientras yo amaba ese precioso recuerdo como idiota.
Un precioso recuerdo, entre tantos...

Ojalá Michael hubiera tenido razón. dijo y en ese instante quedé muda.

Deje de reír para mirarlo extrañada, preguntándome si de verdad había escuchado lo que creí haber escuchado...

— No me mires así. — dijo con un tanto de nerviosismo.

¿Ken nervioso? Era un milagro.
Usualmente era tan neutro conmigo que me daba la impresión de que era una molestia.

Yo... Te quería para mi solo.

Solto, así sin más, sin preocuparse del pequeño infarto que tendría mi corazón en ese momento y de como una corriente eléctrica recorrería todo mi pobre cuerpo.
En serio, agradecí haber estado sobre la cama sino mis piernas me hubieran traicionado.

— ¿Que has dicho? — pregunté cómo la ilusa que era. Deseando no haber escuchado mal, deseando que no fuese un chiste y que lo repitiera con seguridad.

Te quería para mi.

— ¿Para ti? — repetí y joder, como quiero no recordar eso.
Pero recuerdo incluso la cara de idiota que coloque tan solo al escucharlo.

Antes de ti. (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora