-¿Cómo es?
-Tal como lo pensó señor. Inuyasha y su grupo se dirigieron a otro lugar para cenar -el informante extrajo algunas fotografías de su saco, entregandolas con respeto.
Bankotsu dejó de observar hacia la ventana del costado derecho. Cambió el cristal a un lienzo borrascoso impidiendo que se distinguiera con claridad la imagen al otro lado. Su informante no pudo evitar echar una ojeada hacia allí; sintiendo que cada vello en su nuca se erizaba tétricamente. Agradeciendo la barrera electrocrómica de forma interna, continuó con su informe-. Además, el halcón también descubrió algo sobre la chica que acompaña a Taisho. -El azabache inmediatamente alejó la vista de las fotografías, enfocando toda su atención al tipo delante suyo. Una mirada gélida bastó para que el otro continuara hablando-. Tal parece que la señorita a su lado y él no son realmente una pareja. Más bien, según lo escuchado por el halcón, ellos solo duermen juntos sin ningún vínculo afectivo.
Ante esas palabras, la tez de Bankotsu perdió color. Sus cejas lucharon por juntarse al centro de su frente con ira y desconcierto- ¿Qué?
-Eso es lo que reportaron hace unas horas. Parece que ella se acercó a él por interés y...
¡Pah!
La bofetada que conectó con su rostro le magulló sin piedad provocándole una llaga en la cara interna de la mejilla-. Atrévete a insinuar eso de nuevo -retó el economista. En sus pupilas bailaba la más pura rabia e indignación. Lentamente recobró la postura erguida sin despegar los ojos de su lacayo. Al tipo no le quedó otra opción más que arrodillarse para pedir clemencia, no quería terminar como la persona al otro lado del vidrio.
-Mis disculpas joven, no he sido prudente -intentó paliar el efecto de sus anteriores palabras. Había oído rumores de que el joven Hirashige recientemente adquirió una fijación por la mujer de Inuyasha Taisho, así que quiso echar unas palabras en contra para que nuevamente retomara los objetivos tras enterarse de lo realmente pasaba entre el hijo de Toga y ella. Si lo dejaba creer que era una trepadora, tal vez perdería su interés. Desafortunadamente, estas fueron las consecuencias.
-Ni una palabra de esto a Renkotsu ¿Oíste? -su comando fué categórico-. Largo -despachó lleno de desprecio mientras cargaba la nueve milímetros de su escritorio.
Asustado, el hombre salió a trompicones, sintiendo que su vida peligraba si permanecía un segundo extra ahí. Solo entonces, Bankotsu golpeó la mesa con un puño cerrado. Su furia se revolvió sin frenos dentro de su mente. Constatando que Inuyasha Taisho era su enemigo jurado ¿Cómo se atrevía a tratar a alguien tan puro y honesto como Kagome igual a... un objeto?- Ese bastardo infeliz -masculló abriendo la portezuela en medio del vidrio por donde apuntó el silenciador del arma.
-
Kagome caminaba a lo largo del living en el departamento de Inuyasha, dando pasos livianos para no provocar ruido y despertarlo. Después de varias sesiones, finalmente cayó dormido hace poco menos de una hora. Esta vez no tenía intenciones de quedarse a pasar la noche.
Con pereza recogió sus pertenencias desperdigadas por el suelo, levantó su cartera decidió curiosear en la pantalla del móvil para saber la hora, de paso llamando a su taxista de confianza para recogerla. Aunque tan pronto vio las llamadas pérdidas de su mentor, estuvo a punto de soltar todo en sus manos; no importaba si solo hubo dos registros de llamada pérdida, si él que sabía su ubicación, se tomó la molestia de comunicarse significaba que algo pasó.
Revisando el resto de medios por los que se ponían en contacto, notó la mensajería con un solo ítem sin revisar. Con velocidad se deslizó hasta ahí, encontrándose con lo siguiente:
ESTÁS LEYENDO
Camouflage
FanficLo que se oye y se ve suele olvidarse, sin embargo con los sentimientos no es así. - ⚠ ¡Advertencia! Historia con contenido para público mayor de quince años preferentemente Contenido AU y OoC Lenguaje ofensivo y escenas que pueden dañar la sensib...