Cuando el sonido del motor se desvaneció, me puse de pie y recogí todo el desorden que dejé, más para combatir el aburrimiento y mantener mi mente ocupada, que porque en realidad me importara.
Doblé la ropa y la acomodé en los cajones; tendí la cama y luego fui por los libros, sacudiéndoles el golpe que les había provocado con mi desesperación y ordenándolos por tamaño.
El último que acomodé llamó bastante mi atención era un álbum de fotos, me senté en la cama y comencé a hojearlo.
Resulta que pertenecía a Feng, las primeras fotos eran de él de pequeño, se veía tan dulce e inocente, bueno, todos los niños lo son a esa edad. Otras con probablemente sus hermanos o parientes cercanos, sus padres. La madre daba la impresión de ser dulce y amable, el padre todo lo contrario, severo con su cara de pocos amigos, como Fa Zu, el padre de Mulán.
Más adelante, encontré una que capturó el recuerdo de alguna navidad. El pino con esferas y luces de fondo, al centro y al frente había un hombre algo robusto, con el cabello salpicado de canas y una sonrisa sincera. Estaba sentado en un sillón con Feng en su regazo. Al pie de la fotografía había una nota escrita a mano:
Navidad con el tío Hao.
Cambié de página, en las siguientes 20 fotos salía Feng con su tío, definitivamente eran muy unidos; el Feng de esas fotos se veía completamente diferente, sonreía mucho, era feliz. Más adelante encontré fotos de Feng con los gángsters europeos; en las primeras solo estaba Sergery, después comenzó a salir Dasha, luego Dominik, en la siguiente hoja ya estaban los Falivene y otra niña muy chistosa, supongo que era Mel, definitivamente le sentó bien la pubertad, y finalmente Alex apareció en las fotos junto con Mizuki y Luan; en las primeras se veían de unos siete años y en las últimas les calculé 15. Todos eran tan lindos, me hubiera gustado conocerlos cuando eran amigos.
En las últimas fotos encontré una donde aparecía la familia de Feng en un funeral, asumí que sería de su tío, no vi a ninguno de los otros chicos, ni asiáticos ni europeos. La saqué del plástico que la protegía para verla más de cerca, reconocí a un joven muy guapo de cabello castaño a lo lejos, era Alex, fue el único que se presentó al funeral pero no se acercó a la familia de Feng, no podía culparlo, después de todo habían responsabilizado a su familia.
Aquella foto marcaba un antes y un después en las expresiones de Feng, de ahí en adelante un gesto sombrío se instaló en su cara, los europeos dejaron de salir, excepto Sergery que se mantuvo a su lado en varias más, pero luego también desapareció de los retratos.
Llegué hasta la última página del álbum, era Feng graduándose de la universidad, sus ojos serios me devolvieron la mirada, provocándome una mezcla de escalofríos con tristeza ajena.
Una foto se soltó de entre las páginas, pertenecía al pasado en el que Feng aún era "bueno", estaban todos los gángsters Jr. en la casa de los Falivene, pero los rostros de los europeos habían sido marcados con una equis, excepto la de Sergery, al reverso tenía algo escrito:
Fiesta de Sergery, los quiero amigos.
Mi cerebro se teletransportó al pasado o al menos imaginando cómo debió ser con todos siendo amigos, riendo, haciendo travesuras propias de su edad hasta con pajaritos cantando de fondo como en la película de Blanca Nieves. Sentí una pena tremenda por Feng, la muerte de su tío lo había desviado del camino, alejándolo de todos a quienes alguna vez llamó amigos, empujándolo a los brazos equivocados, los de su padre que seguramente envenenó y no precisamente con una manzana.
— ¿Qué estás haciendo? — una voz fría y escalofriante me hizo soltar el libro.
Me sentí culpable, como si mis padres me hubiera atrapado husmeando o haciendo una travesura. Giré la cabeza para encontrarme con la mirada penetrante de Feng.
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El sabor de los sueños
Misteri / ThrillerSophie, su destino da un giro inesperado cuando comienza a soñar con un apuesto joven del que se enamora perdidamente sin saber su nombre y menos si es real. De lo único que está segura es de que debe encontrarlo. Alex, luego de quedar en coma tras...