FLOWERS IN THE BACKSTAGE (La Zarra)

7. Natalie

Llegué al restaurante tomando una bocanada de aire antes de entrar. Al hacerlo, pude ver a Loreen hablando con Zahra en la mesa. Por lo que deduje que Alessandra y Käärijä aún no habían llegado.

—Hola —dije acercándome con mi mejor sonrisa.
—Hola cariño —me dijo Loreen levantándose para darme os besos y un abrazo. Zahra también se levantó y me saludó con dos besos. Antes de que pudiera sentarme llegaron Ale y Käärijä.
Los abracé a ambos y se sentaron rápidamente haciendo que el único sitio libre fuera el que había entre Zahra y Loreen.
—¿Habéis pedido algo? —preguntó Ale.
—No, Nat acaba de llegar también y nosotras no habíamos llegado hace mucho —dijo Zahra.
—Nos encontramos en la entrada minutos antes de que llegara Nat —dijo Loreen.

Estuvimos debatiendo qué pedir hasta que vinieron a tomarnos la orden, con la comanda hecha comenzamos a hablar entre todos de mil temas.

Zahra me miraba de vez en cuando, al igual que yo a ella, pero por el momento no nos habíamos dirigido ninguna palabra directamente la una a la otra. La situación no era exactamente incómoda, pero era algo extraña.

Ale dio la idea de salir de nuevo esa noche para aprovechar los pocos días que pasaríamos en Liverpool antes de volver a nuestros respectivos países. Esta vez solo los cinco a una discoteca bastante exclusiva de Liverpool.

Terminamos el almuerzo y salimos a la entrada a esperar por nuestros taxis o Ubers.
—¿Vas andando al hotel? —dije sabiendo que estaba bastante cerca.
—Ajá.
—Te acompaño. Así no vas sola y puedo pedir al taxi que me recoja allí,  así llegará más o menos a la vez que nosotras.
—Vale —dijo. Nos despedimos de los demás y caminé a su lado hasta llegar al hotel. Ninguna dijo nada en todo el camino, y me temía que sí no lo hacía yo, no tendríamos más interacción.

—Me fuí esta mañana —dije.
—Lo sé, me di cuenta —dijo mirándome durante un segundo.
—Tenía prisa y...
—No tienes que darme explicaciones —dijo parando en la puerta del hotel, viendo que mi taxi ya me esperaba en ella. —Nos vemos esta noche, gracias por acompañarme —me dedicó una última mirada y desapareció de mi vista adentrándose en el hotel.

Entré al taxi y le indiqué dónde estaba mi hotel. Pagué y subí rápidamente hasta mi habitación.

—¿Qué tal ha ido?
—Ha sido raro. Creo que lo hemos pasado bien, pero... No lo sé... Ha estado algo...
—¿Fría?
—Ajá.
—Creo que es normal...
—Ya. Supongo... No lo sé... Sea como sea, Ale ha encargado un reservado en una discoteca esta noche para nosotros.
—Eso es genial ¿no?
—Supongo. Aunque si el ambiente sigue así... No fue incomodo, en absoluto. Pero no lo sé... Estaba algo tenso.
—Quizá está algo molesta, o confundida tal vez... Yo lo estaría querida...
—Incluso yo lo estoy... Descansaré para esta noche. Estoy completamente agotada.
—Duerme un poco. Yo voy a mi habitación a ocuparme de unas cosas.
—Vale. Llámame si necesitas algo, no importa que me despiertes.
—Descuida —me dijo con una sonrisa y abandonó mi habitación.

El sonido de mi despertador me hizo levantarme de un bote de la cama. Eran las ocho de la tarde y tendría que empezar a prepararme si quería estar a las diez en el lugar en el que habíamos quedado.

Tras escoger ropa, maquillaje y accesorios, comí la cena que había pedido al hotel y me cepillé los dientes para prepararme y marcharme a toda prisa.
Me despedí de Kamila y pedí un taxi hasta la discoteca en la que habíamos quedado. Al llegar, Zahra era la única que se encontraba ahí. Aunque nada más bajarme del taxi vi llegar a Alessandra.

—Buenas noches —dije acercándome a ellas.
—Buenas noches —contestaron ambas. Antes de que dijéramos nada más, aparecieron Loreen y Käärijä en dos taxis distintos.
—Justo a tiempo —sonrió Alessandra. —Vamos —nos dijo. Enseñamos las entradas al de seguridad y entramos sin problema siendo dirigidos al reservado que habíamos escogido.
—Es más grande que lo que pensaba —dijo Käärijä.
—Es una pasada —dijo Ale. —Primera ronda. ¿Qué queréis?

Pedimos nuestras bebidas uy nos sentamos para hablar los unos con los otros.

—¡Titanium! —exclamó Ale para hacernos notar la canción que estaba sonando. Todos nos acercamos a la barandilla de la segunda planta donde se encontraban los reservados teniendo vista directa al DJ.
—¡I'm bulletproof, nothing to lose
Fire away, fire away
Ricochet, you take your aim
Fire away, fire away! —exclamamos los cinco entre risas al son de la canción y comenzamos a bailar entre nosotros.

Tras un rato y varias canciones decidimos volver a sentarnos y terminar las copas para pedir otra ronda.

Pasamos horas riéndonos hasta que decidí ir al baño. Había tomado varías copas y quería lavarme las manos, ponerme algo de agua en la nuca y retocarme un poco el maquillaje con lo poco que había llevado en el pequeño bolso que había escogido.

El baño de los reservados estaba completamente vacío, pues a parte del nuestro, solo habían otros dos reservados y el resto de personas estaban abajo en pista.

Me estaba poniendo algo de agua en la nuca cuando escuché la puerta abrirse, no el di importancia hasta que vi quien era la que había entrado.
—¿Te encuentras bien? —preguntó al verme poniéndome agua en la nuca.
—Sí, descuida, es solo para refrescarme un poco —dije. —¿Tú te encuentras bien?
—Sí ¿Por qué no iba a estarlo?
—¿Y conmigo? Estamos... ¿Estamos bien?
—¿Por qué no lo estaríamos? —preguntó mirándose al espejo mientras de lavaba las manos.
—Porque me piré esta mañana... Por ejemplo.
—Ya te he dicho que no tienes que darme explicaciones.
—Sí, pero me siento mal.
—¿Por? —dijo secándose las manos para corregir su maquillaje.
—Porque yo no suelo hacer eso. No huyo al día siguiente...
—Nos acostamos y ya está. Supuse que te habías arrepentido y está bien. Todos podemos arrepentirnos.
—¿Qué? No, no me arrepiento... Es solo que... Tenía muchas cosas en la cabeza y...
—¿No te arrepientes? —preguntó alzando una de sus cejas mientras volvía a acercarse a mí para poder verse en el espejo.
—Lo siento por esto —dije. Antes de tirar de ella y besarla profundamente.